Siento que debo empezar el blog pidiendo disculpas por un mes perdida, primero solemnemente que he estado escribiendo, pero no revisando los textos para subirlos.
Dicho eso me he montado en la máquina de los recuerdos para traer material para el blog, sobre todo hoy en el día de la madre y recordé cuando mi mamá me inscribió en bellas artes.
Mi hermano es mayor que yo y ya el cuando yo tenía y tocaba la guitarra a mi me encantaba verlo y oírlo y lo acompañaba a ensayar, yo ya había aprendido a tocar la flauta dulce y entonces el me enseñaba las notas de las canciones que iba a tocar o tocabamos canciones que ha yo me había aprendido, asi que mi madre viendo eso, me inscribió a bellas artes a mi también para estudiar música.
Y se que para ella era un gran esfuerzo, en primer lugar ya habiendo madrugado todos los días para llevarme al colegio, tenía que madrugar también un sábado para llevarme a la clase, arreglarme, darme de comer, irme a buscar, pero lo hacía porque ella sabía, mucho mejor que yo, que amaba muchísimo la música.
Pero no fue la única cosa de mi gusto que acolitó, también el maquillaje, bueno, tambien puede ser porque me le gasté un labial rojo en una pintorreteada, le rompí una base y mi siguiente víctima era el rubor, pero me compró mi propio maquillaje y comenzó a explicarme como debia usarlo, permitió incluso que comprara un labial azul neón del que ya les he hablado con el que parecía una chica psicodelica.
Un año después de irnos a vivir a Venezuela éramos ella y yo contra el mundo, así que a los 13 años me dió llaves de la casa, me explicó las rutas de transporte, me enseñó a mercar para cuando lo necesitara porque ella debía trabajar casi todo el día, en esos años es cuando más equipo hemos sido para velar por ambas, y a los 18 la suficiente confianza de saber que era una niña de bien para decirme que fuera a las fiestas de mis compañeros de universidad, el asunto es que nunca he sido rumbera de corazón, pero ella confió en mi y me permitió tomar mis propias elecciones, sabiendo además los valores que había puesto en mi.
Hoy creo que es un buen día para agradecerle a mi mamá, que ha sido siempre una amiga, una confidente, una consejera, una regañona, si, pero muy de vez en cuando y que me ha permitido ser lo que yo quiera, y que ha apoyado mis locuras y me ha dejado cometer mis propios errores y ha estado para mí siempre, me ha enseñado lo que es la entrega y el agradecimiento y en dar siempre lo mejor de uno, y no me ha hecho sentir jamás que estoy encadenada a una jaula, y mas bien esa libertad dejo que to fuera mi propia persona, hoy, en un dia tan especial, quiero agradecerte madre porque eres la mejor, y así suene cliché, no existe otra como tú. Te quiero un mundo.
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A veces me impresiona como nada más cruzar una frontera hay todo un lenguaje nuevo a pesar de que se hable el mismo idioma.
Y divago en esto justo hoy, día del idioma porque recordé el día que escribí el primer texto de la maracucha, como un ejercicio libre de mi taller literario, quería probar como ese lenguaje coloquial, que en Medellín sería llamado «parlache», pero venezolano.
Así fue como esa tarde me senté y pensé como venezolana por muchas horas para intentar escribir algo con un lenguaje muy «maracucho» y me salió un texto que a traves de ese lenguaje hablaba de las semejanzas entre paisas y maracuchos.
Cuando lo presenté en el taller les gustó mucho, algunas criticaron lo rápido que lo leía, pero realmente era propio de la forma en que el maracucho habla, cosa que defendió mi tallerista, y cuando el año terminó me sugirió que usara ese texto para la clausura del taller.
Pero yo tenía miedo, tenía un par de palabras subidas de tono, que son propias del lenguaje maracucho, desde el más humilde hasta el más rimbombante, que no son usadas en el contexto vulgar, pero que para quien no conoce la forma de hablar del maracucho sea un lenguaje muy fuerte.
Así que cuando el lo propuso yo ya tenía un par de meses contando, aún no estaba estudiando, pero pensaba que si me animaba lo haría de esa forma, aunque al mismo tiempo tenía mucho miedo, no solo por las palabras fuertes, sino por la xenofobia, en algún momento alguien puso en mi cabeza un pensamiento que no era difícil de evitar: el rechazo a lo desconocido.
Entonces me senté a conversar con mi tallerista y precisamente les traigo esta historia hoy, porque el me dijo algo que yo no olvido.
Me recordó una novela corta poco conocida de Cervantes: Rinconete y cortadillo, y poco a poco fui llegando a la conclusión de que si el gran padre de la literatura española había escrito una novela en lenguaje colonial que había llegado a la memoria de mi tallerista después de haber escuchado mi texto, entonces tenía que confiar aunque fuera un poquito en mi.
El lenguaje es una forma de mantener vivas las tradiciones, cada vez que digo parchita y me refiero a maracuyá, cuando digo Cuchi y no me refiero a la «cucha» que es una mujer mayor en Colombia, me refiero a algo tierno, recuerdo que mi tallerista me dijo que, como le hubiesen dicho a spiderman «un gran poder conlleva una gran responsabilidad» la responsabilidad de transmitir ese lenguaje, sin pena, ni miedo, es pulir la forma de hacerlo, es estudiar todo lo que pueda y saber todo lo que deba, y es seguir escribiendo y hacerlo mejor cada vez, porque así como la gente dice que el dia de la madre es todos los días, el día del idioma se celebra cada vez que nuestro glosario se expande y aprendemos una palabra más, como por ejemplo descubrir que una cotica es una camiseta cortica en Venezuela. -
Los que me han leído por mucho tiempo saben todas las cosas que me han pasado con lo acento. Y no esté año no hace dos o tres, cosas que me han pasado toda la vida.
Hace unos días veía un vídeo en donde se criticaba mucho a Sofía Vergara por tener tantos años en los estados unidos y no pronunciar perfectamente el inglés, y yo podría unirme a esa crítica, sobre todo si analizo lo estricto que fue mi padre a al hora de enseñarme a hablarlo, hacia mucho énfasis en la pronunciación, pero sería yo la menos indicada para hablar del tema de acentos y pronunciaciones siendo una paisa sin acento de paisa, una colombiana sin acento de colombiana y habiendo sido criticada por mi ex-jefa y por mucha gente que no lo entiende.
Lo primero sería explicarles que uno no lo hace a propósito, así como nunca busque conscientemente hablar como venezolana, así como tampoco me imaginé jamás que después de 11 años iba a seguir hablando con acento venezolano, y aunque les he contado que científicamente al cerebro se le quedan los acentos que le agradan, creo que también hay una posición politica en mantener un acento.
Al final ese acento también es parte de mi identidad, de lo que soy, soy colombo-venezolana, ambas cosas por nacimiento, pero si a causa de la xenofobia, por ejemplo yo ocultara mi origen, lo que soy, estaría siendo desleal conmigo, con lo que soy, con mis orígenes, con mis raíces, mantener parte de mis costumbres, con acento incluído, es hacer una declaración pública que grita que esto es lo que soy, sin negar mi eterno amor por el jugo de lulo y la bandeja paisa, porque eso también es parte de lo que soy.
La gente a veces no tiene la menor idea de lo complicado que es ser migrante, que el día que agarras una maleta y te vas a otro lugar, nunca más vas a estar completo, pero eso que te va a faltar en todos lados lo mantiene vivo ese pedacito de ti que sigue siendo de ese lugar del que vienes, ya sea un acento, un conjunto de palabras raras o tu comida típica favorita, es llevar un pedacito de tu casa a donde vas, es como un hilo invisible que te mantiene unido a ese lugar al que perteneciste y con el que te unes a otro enseñándole ese pedacito de tu lugar que no cabe en la maleta sino en el corazón. -
Mañana es el lanzamiento oficial del festival internacional de cuentería «entre cuentos y flores» y a mi se me revuelca todo por dentro cuando pienso en la yo que se paró en ese escenario en aquel momento.
Parece mentira que está cerca de cumplirse un año, y yo lo recuerdo todo todito, me acuerdo que pasé una semana revolcando el closet para elegir el vestido que combinara con la personalidad del cuento, y también pensé como es que siempre termino expuesta en un escenario por idea de alguien que confía en mi, al parecer muchas veces la gente confía más en mi de lo que yo misma lo hago.
Ese día llegué vestida como una civil común al teatro de Comfama, llevaba todo mi vestuario en el morral, y al entrar en el camerino sentí unos nervios impresionantes, la ansiedad generalizada estaba en un punto manejable pero lo suficientemente fastidiosa como para tener una crisis. Por eso lo primero que decidí hacer aquel día fue hacer un reconocimiento del escenario, sentarme en la mitad mientras los técnicos organizaban las luces, hacer una meditación y unas respiraciones y mirar todo ese montón de sillas e imaginarme que el recinto estaba lleno, como sería pararme allí con todo el público mirando en mi dirección.
Ya en camerino comencé a transformarme, primero ataviarme en el vestido, para, acto seguido elegir el maquillaje más indicado, además porque maquillarme es una actividad que me relaja por lo mucho que me gusta, pero también me empodera, y cuando ya me ví en el espejo arreglada entonces decidí ponerme mis amuletos, un rosario que fue regalo de mi mamá, con una medalla de María Auxiliadora, la primera patrona de mi vida, y una pulsera (o manilla como la llamarían aquí) con el nombre de mi padre, que han sido amuleto desde que los recibí, cuando volví a montarme en un escenario, en primer momento, para cantar y que se han convertido en mis amuletos para contar también.
Y de ahí en adelante la respiración para controlar los nervios excesivos, sin embargo, hay algo muy extraño que me ocurre cada vez que me subo a un escenario y es que me aterró enormemente cuando estoy a punto de entrar, pero cuando ya estoy parada allí y las luces me están dando y soy consciente de que tengo un público en frente ocurre una posesión y es que la niñita temerosa de dos segundos atrás antes de entrar va desapareciendo y deja que una yo muy diferente a la usual salga a la luz, una yo que se parece a la de los ensayos, pero que no es igual, que no es la misma.
El día que me monte en ese escenario llevaba al menos 8 meses, contando con los abuelos, y en mis religiosos jueves para contar, pero no sabía muy bien lo que estaba haciendo, por supuesto ensayaba y contaba con el regalo divino de tener una excelente memoria y una buena comprensión lectora, pero en el fondo no tenía ni la menor idea de lo que estaba haciendo y sin embargo sabía que eso que estaba haciendo me estaba transformando, me estaba sanando, pero más importante que todo, me estaba haciendo feliz.
En dos meses voy a cumplir dos años contando, y he aprendido tanto, pero sobre todo me he dado un lujo enorme y es hacer lo que me gusta, lo que me apasiona, lo que acelera mi corazón y le da sentido a mi vida, y entonces viajo mucho tiempo atrás y recuerdo que cuando regresé a Colombia mis pasiones artisticas estaban dormidas, no del todo, pero si mucho para lo que normalmente soy, mi hermano me sugirió qie fuera a clases de danza árabe con una de sus amigas muy cercanas, a la que yo recordaba mucho de sus ensayos musicales porque tocaba la flauta traversa y ese me parecía un instrumento fascinante, decía que eso me iba a ayudar a socializar, a soltarme, a hacer algonque seguro me iba a gustar, yo le dije que no, que estaba bien sola, la verdad queria que la gente me dejara en mi caparazón amargado sola, pero después de que la vida me enseñara por las malas, cuando llegué a la cuentería, mágicamente comencé a sentir que todo eso que mi hermano decía era verdad, y era verdad sobre todo porque mis pasiones en la vida están en el arte.
Y hoy recuerdo ese día porque aunque ya había contado varias veces, ese día fue la primera vez que me paré ante una cantidad de público asi de grande a contar y no me intimidé, al contrario sentí mi corazón saltar de emoción, una emoción que le agradezco a Vivapalabra y a toda la linda gente que la compone, fue mi lanzamiento como cuentera estoy increíblemente agradecida con esas personas que trabajan tan duro para que un arte que transforma vidas sea visible, y por eso, los invito a asistir el día de mañana al lanzamiento, porque si hay algo mágico en la cuenteria es que se transforma tanto el que cuenta, como el que ve contar. -
Los que me han leído por mucho tiempo saben todas las cosas que me han pasado con lo acento. Y no esté año no hace dos o tres, cosas que me han pasado toda la vida.
Hace unos días veía un vídeo en donde se criticaba mucho a Sofía Vergara por tener tantos años en los estados unidos y no pronunciar perfectamente el inglés, y yo podría unirme a esa crítica, sobre todo si analizo lo estricto que fue mi padre a al hora de enseñarme a hablarlo, hacia mucho énfasis en la pronunciación, pero sería yo la menos indicada para hablar del tema de acentos y pronunciaciones siendo una paisa sin acento de paisa, una colombiana sin acento de colombiana y habiendo sido criticada por mi ex-jefa y por mucha gente que no lo entiende.
Lo primero sería explicarles que uno no lo hace a propósito, así como nunca busque conscientemente hablar como venezolana, así como tampoco me imaginé jamás que después de 11 años iba a seguir hablando con acento venezolano, y aunque les he contado que científicamente al cerebro se le quedan los acentos que le agradan, creo que también hay una posición politica en mantener un acento.
Al final ese acento también es parte de mi identidad, de lo que soy, soy colombo-venezolana, ambas cosas por nacimiento, pero si a causa de la xenofobia, por ejemplo yo ocultara mi origen, lo que soy, estaría siendo desleal conmigo, con lo que soy, con mis orígenes, con mis raíces, mantener parte de mis costumbres, con acento incluído, es hacer una declaración pública que grita que esto es lo que soy, sin negar mi eterno amor por el jugo de lulo y la bandeja paisa, porque eso también es parte de lo que soy.
La gente a veces no tiene la menor idea de lo complicado que es ser migrante, que el día que agarras una maleta y te vas a otro lugar, nunca más vas a estar completo, pero eso que te va a faltar en todos lados lo mantiene vivo ese pedacito de ti que sigue siendo de ese lugar del que vienes, ya sea un acento, un conjunto de palabras raras o tu comida típica favorita, es llevar un pedacito de tu casa a donde vas, es como un hilo invisible que te mantiene unido a ese lugar al que perteneciste. -
¡Ah! ¡Un día de eclipse!
Mi papá me enseñó a amar el cielo, y más allá de que le discutiera si las estrellas titilaban o no, recuerdo que mirábamos el cielo juntos cuando era pequeña, me enseñó de astrología y astronomía aunque toda mi infancia le discutiera que los planetas, que no titilan, eran estrellas.
Aunque al año pueden haber al menos 2 eclipses al año, de diferentes tipos, los eclipses para la astrología son fenómenos astrológicos que producen cambios de rumbo en la vida, y es temporada de inicios, por eso recuerdo mucho los eclipses entre 2011 y 2012 porque de forma absolutamente providencial regresé a Colombia en diciembre de 2012 y ese año fue completamente diferente, vivi tantas transformaciones que en menos de 6 meses parecía la vida de otra persona.
En 2019 hubo otro eclipse total de luna, y ese año fue particularmente de cambios, conseguir un trabajo creer que la vida estaba estable, tener más cambios de nuevo, y vivir la muerte de mi papá.
El siguiente eclipse total que me marcó ocurrió en 2021 un mes después del contagio de COVID y un camino a la locura seguro, y la vida poco a poco y de formas misteriosas fue transformándose y llevándome por otro rumbo.
Con esto no quiero decir que los eclipses, especialmente como el de hoy: total, me asusten, al contrario, los quw me conocen mucho saben que si bien creo en la astrologia y de la influencia del cielo sobre nosotros, creo que existen unas energias que estan puestas, y que uno solo aprovecha esas energias conscientemente y mejor que cuando sabía que los eclipses causaban cambios en mi vida pero dejaba que la vida anduviese a la deriva.
Y es que creo que ese era parte del problema, si bien muchas cosas estaban, como mucho en la vida, fuera de mi control, y eran para aprender la eterna lección en la que aún trabajo, que es que no todo se puede controlar. Muchas veces andamos por la vida inconscientemente sin darnos cuenta de lo que pasa en ella, y creo que desde que regresé a Colombia, en parte, era así como andaba.
Hoy que le he dado un nuevo rumbo a mi vida, justo en época de eclipse han llegado a mi ideas, proyectos, oportunidades y cosas nuevas que siendo consciente de la energía voy a elegir y a tomar, para utilizar esa energía de la que aprendí tanto con mi papá mirando estrellas por las noches, energía que después de superar el retorno de Saturno se ha puesto linda, y solo quienes saben de astrología saben que quien sobrevive al retorno de Saturno, siempre, pero siempre, se vuelve mas fuerte. -
Cuando tuve mi crisis de ansiedad después del COVID, si bien me aferré a muchas herramientas que había desarrollado en terapia, en el momento más oscuro la espiritualidad me sostuvo mucho.
Esto está lejos del fanatismo religioso, de hecho no estaba convenciendo a nadie, estaba refugiándome en la fe que desde pequeña me abrigó tanto y que me dió tanta paz.
Recuerdo que encontré una página que no recuerdo el nombre, era una mezcla entre guía psicológica y fé católica, ahí encontré palabras de Jesús que me ayudaron a reencontrarme con más fuerza con mi fe y que me ayudaron a regresar a la calma.
Descargué un devocionario católico y lo leí fervientemente, y fui descubriendo día a día algo que a pesar de conocer mucho la biblia no había caído en cuenta: una de las formas de curar la ansiedad es la fe.
Y se que hay gente que no cree, pero me refiero a la fe de saber que todo saldrá bien pase lo que pase, y hoy, viernes santo si me pongo bastante creyente para recordar lo que dice Jesús en Mateo 6:34 «Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su propio afán. Basta al día su propio mal», o Eclesiastés 3: 1-9 «Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora. Tiempo de nacer, y tiempo de morir; tiempo de plantar, y tiempo de arrancar lo plantado; tiempo de matar, y tiempo de curar; tiempo de destruir, y tiempo de edificar; tiempo de llorar, y tiempo de reír; tiempo de endechar, y tiempo de bailar; tiempo de esparcir piedras, y tiempo de juntar piedras; tiempo de abrazar, y tiempo de abstenerse de abrazar; tiempo de buscar, y tiempo de perder; tiempo de guardar, y tiempo de desechar; tiempo de romper, y tiempo de coser; tiempo de callar, y tiempo de hablar; tiempo de amar, y tiempo de aborrecer; tiempo de guerra, y tiempo de paz. ¿Qué provecho tiene el que trabaja, de aquello en que se afana?».
En esas palabras encontré la calma, y podríamos incluso pensar en Jesucristo, la última de las 7 palabras «Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu», hay 7 palabras en esa frase que hablan de soltar el control, de entregarlo, de tener fe.
Esta publicación no tiene la intención de convencer a nadie de tomar un camino de fe, más bien como todas las publicaciones de mi blog, les cuento lo que a mí me hizo tanto bien y me sacó de mi oscuridad, y creo que justo en estos tiempos que parece haber una época atea, es posible que declararse abiertamente creyente es un acto de rebeldía. Un acto de rebeldía que desde que tengo uso de razón me ha hecho sentir rescatada, amada, y en calma.
¿Y tú? Has dejado que el afán del mundo te haga olvidar de tener fe en que todo saldrá bien. -
Cuando el curso de guitarra comenzó era solo un hobbie para mí.
Los primeros días recordé mis días en bellas artes, ahhh, yo amaba tanto mis clases de música, es que yo creo que yo nací enamorada de la música desde que mi mamá me ponia los audífonos en su pancita, ybera obvio que el vallenato no me iba a gustar porque la pateaba fuerte, genio y figura…
Y cuando el curso se adentró en aprenderse los acordes y una canción con la que clausuraríamos en el museo de la memoria, entonces la cosa se tornó más sería, yo siempre recuerdo mucho que el profesor nos dijo «muchachas, tienen que ensayar diario, si ensayan al menos 4 horas diarias van a desarrollar destreza con los dedos.
Y yo, que soy psicorigida (antes más que ahora), me lo tomé muy a pecho, abría mi negocio a las 7 de la mañana y como era mi propia jefa me sentaba con la guitarra hasta que llegaba un cliente, a veces pasaba mucho más de 4 horas al dia ensayando (tenia mucho tiempo porque cerraba a las 5pm), aunque como siempre pasa, la mejor forma de llamar clientes a un negocio es hacer algo para que lleguen y tengas que dejarlo todo.
Pero era muy lindo, la gente a veces venía a sacar su copia y se quedaba un rato mirándome tocar antes de interrumpirme, a veces yo misma me interrumpía porque me ardían las llemas de los dedos, a veces la gente me pedía seguir escuchando, claro, eso no fue las primeras semanas en las que apenas estaba practicando los acordes básicos, pero cuando los dominé comencé, como me pasó en el pasado con la flauta a sacar canciones sola.
Y aunque es verdad que los hobbies son más para divertirse que para ser el mejor, pero cuando te inscribes a un curso ya la cosa va más allá de un simple hobbie, aunque yo en ese momento no lo ví así, pero entregarse a una guitarra de la manera que yo lo hice esos primeros meses me hace pensar que hay cosas que aunque puedan ser un hobbies, hechas con amor se les entrega todo, no por perfección, sino por amor.
Llámenme romántica pero muchos meses después cuando me paré en frente de ese teatro lleno de gente en la casa de memoria, a pesar de que estaba aterrada, pero toqué con mi corazón, y con todo el esfuerzo que le puse por muchos meses, no para ser la mejor, sino para dar lo mejor de mi y todo salió muy bonito, y cada vez que me entrego a algo, me entrego con todo, sabiendo que siempre lo hago con mucho amor y mucho cariño. -
El arte ha salvado mi vida una y mil veces.
En agosto de 2022 luego de unas semanas visitando Vivapalabra después de que un señor muy amable de sombrero me invitara de colada a «canas al cuento», me monté en el escenario connlos abuelos como testigos a contar por primera vez.
Entre mis planes no estaba contar cuentos, mucho menos montarme en el escenario, y aunque ya he contado esta historia antes, quizás algo que no les he dicho con detalle es que, aunque me veia muy bien por fuera, estaba muy mal por dentro.
Apenas estaba reestructurando mi olfato después de la anosmia del COVID y ahora todo me olía terrible, a pesar de que había pasado un poco más de un año después de mi contagio, pero la opresión de pecho y las secuelas me hacían pensar que iba a quedarme así para siempre.
Así que mi verdadera intención asistiendo a ese grupo, era simplemente estar rodeada de gente a ver si mi psicóloga tenía razón y el aislamiento estaba causando que estuviera más deprimida y ansiosa, quizás mi hermano y mi mejor amiga estaban en lo cierto cuando decían que la soledad me estaba volviendo loca, yo no lo creia así, me ha gustado mucho mi soledad ¿Por qué iba a estar peor por eso? Sin embargo, en ese grupo empecé a sentirme muy bien, por lo menos, como lo habia dicho mi psicóloga en aquel momento, ya no me concentraba en mis síntomas, sino en algo diferente, que además me hacia sentir feliz.
En octubre fui a mi primer jueves para contar, y empecé a darle vida en el escenario a la maracucha, una combinación de mis mejores amigas y lo más característico de los maracuchos, ella solo existía en papel cuando comencé a crearla en el taller literario al que asisto, solo fue por diversión y por la necesidad que siempre he tenido de contar la otra mitad de mi, mi lado venezolano, una necesidad además por acercarme al lugar del que estoy tan lejos pero el lugar donde me había sentido más comprendida y aceptada y fue justo en esos dos espacios, en los que sentí eso mismo que le di vida, y sentí que debía seguir haciéndolo luego de ver al señor de sombrero, esta vez vestido de montañero contando cuentos costumbristas, esa tarde vi la importancia de esas historias.
Ya para enero del año siguiente estaba estudiando cuentería y comencé a conocer más personas de las que había conocido en diez años de haber vuelto a Colombia y esto se hizo muy grande, estaba obsesionada (de hecho lo estoy) con los cuentos, comencé a tener sueños con como debía contar, donde me debia parar, que debia decir y a veces me despertaba en la mañana a escribir lo que mi cerebro en su «descanso» me habia dicho, para abril ya estaba en la inauguración del festival «entre cuentos y flores» en el teatro de comfama, antes de eso la mayor cantidad de público ante la que me habia parado cantando eran unas doscientas personas, pero nunca nada como eso.
Y así pasaron las cosas, para junio estaba en el escenario del festival «Medellín si cuenta» y para octubre estaba en mi primer festival fuera de Neiva, ya para ese momento no conocía a la yo de septiembre de 2022, es como si hubiera sufrido una transformación severa para bien, estaba muy feliz, estaba socializando, estaba contando todos los meses, estaba transformada en una nueva persona, antes de eso, la vida luego de la muerte de mi padre había mejorado pero no estaba bien, y más luego de la arrastrada que me había pegado el COVID, pero además, pude liberarme de ese eterno sentimiento desde que regresé a Colombia de sentirme desplazada, anulada, rechazada, sentir que no pertenecía, encontré un lugar que me hizo encontrarme, me hizo encontrar cual era el sentido de mi vida y me hizo enamorarme mas de las letras y de la palabra.
Este blog estaba destinado a salir ayer que fue el día de la narración oral, no puedo estar más agradecida de que este arte se haya atravesado en mi camino, de agradecida con mis psicólogo por el día que mucho antes de que todo esto ocurriera, dijo que cuando yo hablaba de mis cosas artísticas me brillaban los ojos, me hizo ver algo que no sabía que era tan prorundk en mi, el amor por el arte, gracias a Cristian que me presentó este maravilloso arte al que le debo poder volver a tomar las riendas de mi vida, a Jota, Luzma, Patri y toda la gente de Vivapalabra que me recibieron con sus cuentos y sus historias, pero tambien con mucho amor y convirtieron esa pequeña casa en mi segundo hogar.
Y gracias a los cuentos, que de pequeña me dieron mundos desconocidos por explorar y hoy en día una razón poderosa que me mueve, pulsión de vida la llamaba el psicólogo, eso es lo que es la cuentería. -
El blog fue creciendo, y yo también, escribía el doble que al principio e iba y lo compartía con el tallerista y mis compañeras ¡Y alegra tanto mi alma el escribir! Así que ante la sugerencia de el de escribir algo más allá de mi realidad, mundos ficticios, comencé a hacerlo y a crear personajes que muchas veces me poseian la mano para que contará las historias que veía en la mente.
Pero eso no era todo, en el grupo aprendí tantas cosas de las que nunca había escuchado: sobre los haikus que eran algo nuevo para mí y me parecieron hermosos, sobre la métrica de la poesía, sobre autores y obras de las que no había oído, pero que me incitaron a leer esos y muchos otros libros, hicimos ejercicios de escritura que resucitaron mi imaginación y escuché por primera vez de la cuentería, una cosa que era completamente nueva para mí (y que no sabia ni remotamente cuanto transformaría mi vida).
¡Comencé a escribir tanto! ¡Y mi escritura se fue transformando de una forma! Que el grupo se convirtió en mi lugar más feliz antes de convertirme en cuentera, pero además desarrolló en mí un hambre voraz por escribir, al punto de que cuando sentí que ya había contado todo lo posible sobre mi, escribí historias que me importaban, historias de migrantes, historias lindas e historias tristes, y luego creé historias, de mujeres penosas, de mujeres lujuriosas, de mujeres peligrosas, historias divertidas, historias de miedo, historias y más historias, y todo se hizo mayor cuando nuestro tallerista nos retó a escribir diariamente por un año y me impresionaba que todos los dias tuviera algo que escribir.
Y creo que parte de la magia de ese espacio es que éramos libres, libres para escribir, para plasmar en la hoja lo que nos diera la gana o nada en absoluto, los ejercicios no eran una camisa de fuerza, pero con el ojo de psicólogo que tiene Cristian, el sabía que sugería, porque lo sugería y como lo sugería, no tengo pruebas pero tampoco dudas, nos ayudó a empoderar nuestras lecturas, y a proyectar la voz y a crear, crear, crear, crear tanto que en ese espacio era como si el dolor desapareciera, o porque las letras se lo llevaban o porque creábamos una ficción donde no existía aquel dolor.
Hoy, después de 5 largos años, sabiendo que ya no será nuestro tallerista, creo que vale la pena agradecerle a la vida por conocer a personas que transformen tu vida de esta forma, y se que si Cristian lee esto, como es demasiado modesto, dirá que el no hizo nada, pero miro atrás a la muchacha que entró a aquel grupo, esa muchacha que hacía muchos años no escribia porque no sentía que podía conectar con la escritura como antes, y más allá de haberme enseñado muchas cosas la principal cosa que aprendí en el grupo fue volver a conectar con mi alma y mi corazón, que tenían tanto por decir, es haberme abierto el caparazón en el que me escondía del mundo y enseñarme que tenía la libertad de ser y de sentir, la misma que yo me negaba.
Un día me dijiste que debía volar lejos, no lo he olvidado, pero no sé que tan fácil sea, soy muy apegada y por eso los adioses me cuestan tanto, pero hoy, gracias a ti, puedo reconocer todo de lo que soy capaz y todo lo que amo la escritura. Siempre dijiste que no nos estabas enseñando, que estabas ahí como una excusa para que escribieramos, nunca he sido breve, ni poco sentimental, y por eso cierro con una cita que leí ayer y en la que por fin entendí que querías decir:
«Escribir es un oficio que se aprende, pero que nadie puede enseñar. El día que entienda usted lo que eso significa será cuando empiece a aprender a ser escritor’»
Carlos Ruiz Zafón
El laberinto de los espíritus
Pág. 906
Gracias por tanto. -
Recuerdo que aquel día llegué al salón por primera vez, mi psicólogo me había recomendado especialmente entrar al taller literario y volver a escribir después de mucho tiempo sin hacerlo, lo había hecho porque yo le había leído una carta, que el me había dejado como tarea, una carta para mí papá que para mí sorpresa, y aún sabiendo que los psicólogos son (sobre todo en consulta) expertos en permanecer neutros dentro de una sesión, el había alcanzado a dejar escapar unas lagrimas mientras yo le leía, y se conmovió tanto con mi carta que me dijo que si me gustaba escribir, yo le dije que si pero que hacia mucho tiempo no lo hacia y el insistió en que asistiera al taller.
Esa primera vez le pregunté a una amiga qué hacían durante el espacio y ella me dijo que a veces escribían, dibujaban historias, etc, «¿Y las leen?» Fue mi siguiente pregunta, ella me puso cara de terror y dijo que no, que como se me ocurría «¿Quién le va a leer a un magister de literatura?» A mí no me importaba eso, es más, eso me parecía aún mejor, dejar que una persona que por obvias razones, y títulos, sabía más que yo opinara, me parecía una cosa maravillosa, así que precisamente ese día después de que el propuso un ejercicio, yo, junto con otras valientes leí.
En parte entendí a lo que se refería mi amiga, era detallista y observador, se preocupaba por la lógica del texto, eso no me intimidaba, al contrario, me parecía genial, las opiniones externas, siempre que no sean destructivas, son útiles, porque permiten que uno vea cosas desde la perspectiva de alguien que las mira desde afuera, y fue en el colegio de hermanas que aprendí a aceptar opiniones fuertes, que casi siempre venían de los mejores profesores.
Y entre actividad en actividad comencé a tener una mano prolifica, primero escribí mucho sobre mi, y no niego, una que otra vez no estuve de acuerdo con su opinión, pero era mas el ego el que hablaba, que de verdad estar en contra de sus opiniones, aunque a veces sigo pensando que no tenía razón, y fue tanto lo que empecé a escribir sobre mi que tuve la idea loca de abrir un blog.
Un día, me senté con mi psicólogo y se la planteé: «a veces pienso que esas cosas tan locas, que me pasan y que le he contado a usted y que las he escrito en el literario debería publicarlas en un blog», el estuvo de acuerdo, «pero ¿Quién me va a leer?» Le dije, «eso no lo sabes» era su respuesta siempre, hasta que un diciembre tomé el primer escrito que había nacido unos meses atrás, después de la primera sesión en ese espacio, mismo que ellos me habían grabado en una tablita para exponerlo y lo subí.
Principalmente me leyó mi familia, mi tía, periodista, me dió consejos para puntuar mejor, y a partir de ahí, defini que como meta me iba a poner escribir dos veces a la semana, compartí el blog con mis compañeras de grupo y comencé a publicar constante y seguido sin importarme mucho cuántos me leían, y sin darme cuenta, empezaron a leerme desde lugares del mundo que jamás me hubiese imaginado, y eso no fue todo, pero el resto se los contaré en el siguiente blog. -
Ser mujer es una tarea que no es nada fácil.
Primero tienes que lidiar contigo misma, me refiero a tus hormonas femeninas, esas que te hacen ser más sensible durante una temporada del mes, las mismas que ocasionan que tengas más celulitis que un hombre, que seas más proclive a tener problemas intestinales, esas hormonas femeninas que te destruyen una semana del mes, porque seamos honestas, solo hay unas afortunadas entre todas las mujeres que tienen periodos invisibles, para las demas es un infierno en el que además debes disimular en todos lados lo absolutamente mal que te sientes.
Luego, tienes que lidiar con los diferentes estereotipos de ser mujer, que para colmo no coinciden entre ellos: deberías ser delgada, pero no demasiado porque deberías tener suficientes caderas y busto, pero tampoco exageres porque no quieres pasar la linea entre ser sexy y ser sexual, deberías usar maquillaje, porque que mal una mujer desarreglada, pero no demasiado maquillaje, un maquillaje al natural porque quien quiere ver a alguien demasiado maquillada, deberías tener el cabello largo, pero no abuses porque sinte preocupas demasiado por el eres una frívola y asi sucesivamente.
Ya este punto es suficiente para que nadie nunca esté conforme con lo que eres, y luego a todo esto hay que sumarle los que piensan que no estás hecha para estudiar, se los dice alguien que estudiaba ingeneria electrica en un salón donde en primer semestre eramos 5 mujeres en un mar de hombres, nunca faltó el profesor que nos decia que no debíamos estar en clases, que nosotras debiamos estar en la casa aprendiendo a cocinar, que esa era una carrera que era demasiado para nosotras.
Y luego está la calle y la noche, yo me he sentado con muchas mujeres en mi vida, de hecho, por razones que la gente que lee hace mucho mi blog conoce, el 90% de mis amistades son mujeres, y es increíble ver como de la gran mayoria de ellas he escuchado alguna historia terrible en la que se han sentido acosadas, asediadas o aterradas en la calle, sobre todo de noche.
Pero, excepto los días de periodos agónicos, dónde me retuerzo en el suelo, son solo esos días en donde he deseado ser un hombre, y, aunque soy feminista, no lo entiendo como odio a los hombres, mucho menos como dominación, lo entiendo como que una mujer pueda ser lo que ella quiera ser, y por eso, y aunque pueda sonar bastante polémico, no soy defensora ni de rechazar flores, halagos o que me abran la puerta, siempre que el hombre que hace eso pueda entender que estudio, que trabajo, que decido como me maquillo y lo que hago, y que eso no me resta valor, eso es lo realmente importante, para mí no significa nada dejarme vellos en la axilas como un acto de rebeldía, en un intento de supuestamente ser libre, mientras hay niñas que sufren de ablación del otro lado del mundo.
Por eso soy una pequeña rebelde desde niña, me maquillo como me hace feliz a mi, estudié lo que me hacía feliz a mi, me visto como me hace feliz a mi y aunque ser mujer no sea nada fácil, estoy muy orgullosa de ser una. -
El miércoles pasado tuve el honor de contar en el café del Pablo Tobón Uribe y el sábado en mi casita querida de vivapalabra.
¡Y es tan extraño! El día que me presenté en el café, justo unos minutos antes de salir me encontré con una publicación en el Instagram, hablaba de como el universo pone en nosotros gemas escondidas y lo hace «tanto por su propia diversión, como por la nuestra», lo encontré justo antes de salir y no puedo negar lo muy señal divina que sentí el texto completo, culpen a la piscis en mi
Dios debe sentarse a comer palomitas celestiales mientras ve si su creación será capaz de encontrar o no lo que ha venido a ser, pero además, en una sociedad tan intensa, agresiva, apresurada, distraída y agotada, dar con el don que Dios te dió y pulirlo como un lindo diamante es un tesoro.
Y digo que es un tesoro porque hace 5 años en el último trabajo formal que tuve yo hacia mi trabajo con amor, yo quería a mis compañeros, yo agradecía mi pago, pero era infeliz, infeliz como imagino que son muchos en este mundo porque estudian lo que no quieren por complacer a sus padres o porque les da dinero; o, como en mi caso, porque trabajan en lo que no les gusta porque no hay de otra y nuevamente el dinero es necesario para vivir, así que a la hora del té es mejor un sueldo y ser infeliz a nada.
Pero ¿Cuál es el precio que pagamos? Una chica de 27 años en una bodega de zapatos llorando porque no soporta los maltratos de su jefa, aún cuando trabaja con más empeño que cualquiera y se lamenta de ser una boba sensible y una mala vendedora por no poder cumplir las metas de ventas, una joven que llegó al cumpleaños de su mamá a las 11 de la noche y no pudo estar para cantarle cumpleaños porque no pudo salir antes, una muchacha que no compartía con nadie porque en su dia libre lavaba su ropa y el resto de la semana llegaba a dormir después de 12 horas parada en una tienda, sonriendo hasta cuando no había ganas, una mujer que se sentía falsa cada vez que vendía porque no confiaba en el producto que entregaba y ella es tan autentica que se notaba a mil kilómetros de distancia, y no lo decía ella, lo decía su falta de ventas.
Pero como hay cosas que Dios predestina para cada uno de nosotros, primero me mostró la oscuridad para que yo pudiera reconocer la luz, me quedé sin ese trabajo y me independicé, no porque quisiera, sino porque no conseguía ningún otro, metía tantas hojas de vida, que si no las hubiera enviado virtuales y hubiese sido impresas hubiese acabado yo sola con una hectárea de bosques, luego mi padre enfermó y envié hojas como si no hubiera un mañana en el cual enviar mas, pero nadie llamó y mi padre murió. Y después de unos días de duelo, tuve que levantarme para seguir siendo independiente.
Cuando lo conversaba con mi psicólogo el me decía que una mala racha la tenía cualquiera, pero yo no tenía como sostener mi vida, más que una mala racha me parecía una pesadilla, fue en duelo que conocí ese cuento de «esto también pasará» uno que no me termina de caer bien, pero que poco a poco fue calando en mi mente.
Mi psicólogo también me decía, sabiendo él mis creencias, que quizás Dios tenía guardado algo para mí, algo que yo no podía ver, pero que cuando llegara lo iba a saber, yo estaba demasiado desesperada, me parecía que si Dios me iba a enviar algo para mí debia apurarse o no lo iba a poder contar, al menos no en esta vida, mientras tanto, me defendí como pude, solo los mas cercanos a mi sabían lo que pasaba, me reservaba mis cosas para los que me conocían muy a fondo, para mí psicólogo (que me conocia mejor que todos) y para mí.
Y es increíble que la cuentería no hubiese llegado a mi si mi padre no hubiese fallecido, y ya hubiera querido yo que no fuera así, pero a veces la vida te revuelva hasta las entrañas porque hay algo que tienes que ver y es que fue en terapia donde me conocí a fondo, dónde dejé muchos miedos, donde hice las paces con la relación distante con mi papá y entendí su forma de amar, donde volví a escribir después de que dejara de hacerlo cuando volví a Colombia, donde descubrí cuántos duelos llevaba encima, y donde oi de la cuentería y conocí un lugar donde encontré algo que no conocía y que amé y que tuve ganas de hacer, porque precisamente durante esos años anteriores oí tantas veces de cuentos y de narradores, que lo siento ahora como una señal.
Y es así como todo lo que hago hoy gira alrededor de los cuentos y la cuenteria y estoy muy feliz, y aunque todo el trabajo que he hecho en mi vida lo he hecho con mucho amor, cuando lo haces feliz, cuando sientes que tiene sentido lo que haces, es más, cuando sientes que tu misma has encontrado un sentido en tu vida, cuando lo que haces llena tu corazón, podría sonar muy romántico pero no tiene precio.
Entonces cada vez que me subo a un escenario, sea para dos, sea para diez, sea para doscientos me siento plena, y por fin siento que he encontrado lo que vine a hacer, y quiero saber mas y aprender mas y mejorar mas cada dia, quiero contar más historias y quiero crear todo lo que esté a mi alcance y entiendo ahora porque Dios puso en mi camino tantos cuentos antes de llegar a contar, cuentos que enseguida supe que si habían llegado a mi es porque debían ser contados, supe porque Dios me llevó a Vivapalabra, para encontrar mi propósito de vida y para conocer a gente bonita que me ha devuelto la felicidad, Jotica, Luzma, Patri, Cuacua 1 y 2, Vicky y todos los demás, gente que me hizo descubrir que no tenía que estar encerrada en mi misma, entendí porque volvi a escribir y porque compartí lo que escribía aunque siempre me habia negado mostrarle mis escritos a nadie, porque debia dejar de encerrarme en mi misma y confiar en lo que creaba, como diría mi tallerista, volar, volar lejos a aprender más a crecer más, a crear más.
Hoy sé para qué Dios me trajo a este mundo, y aunque hay dias que dudo, casi todos, porque en el fondo soy muy insegura, sé también que siempre que le he pedido a Dios que me ayude a saber si este es mi camino, me ha mostrado una señal nueva, me ha dado oportunidades por las que me siento enormemente agradecida, y me ha demostrado después de tanta oscuridad que la cuenteria le trajo una luz a mi vida que no se la hubiese dado si no fuera lo que vine a hacer este mundo, y no les voy a negar que se siente muy lindo cuando encuentras cuál es el sentido de tu vida, pero ademas te dedicas en alma, cuerpo y corazon a ello, me pregunto si cuando lo encuentras, Dios para de comer palomitas y se sonríe de ver, no un final, sino un comienzo feliz. -
Nunca tuve una fiesta de 15 años.
Y la verdad es que no lo resiento, nunca fui fanática de las fiestas, ni tenía tantos amigos para hacer una, por eso más bien hice una pijamada con mis primos, llena de chucherías, refresco y películas con mis primoa.
pero si añoré siempre el vestido, más por una cuestión de coquetería femenina, estar vestida como una princesa me parecía de ensueño.
Cuando cumplí mis 20 pensé que mis segundos 15 serían la oportunidad de usar un vestido así, con fiesta o sin ella, pero llegaron y no tenía ni el dinero, ni mucho menos los ánimos de usar vestido, en mitad de pandemia, con secuelas de COVID, apenas tratando de reencontrarme.
Hoy, que estoy de cumpleaños, pienso lo bonita que es la vida, lo extraña, lo curiosa, lo magnífica, lo enigmática, lo triste también que puede ser, pero lo sorpresivamente cambiante que es la vida, y que me encuentre celebrando desde un lugar mejor mi día favorito en la vida.
Por más desanimada que haya estado en cualquier año, nunca he dejado pasar mi cumpleaños en blanco, siempre he amado los cumpleaños, los que llevan un buen tiempo leyéndome lo saben, los míos y los ajenos, después de la muerte de mi papá y luego de recuperarme del duelo aún más, porque en la muerte descubrí el valor inmenso y maravilloso de la vida y de estar vivo y de como la vida es tan valiosa y cada día es tan importante, que celebrarlo en un vestido con armazón o sin el, la vida es un regalo maravilloso que vale la pena celebrar.
Y más aún cuando la vida es linda, porque aunque mientras estemos vivos siempre hay forma de transformar lo complejo, los días felices son como una torta de chocolate, con helado de macadamia; un regalo dulce y maravilloso, por eso celebrar este año de vida me hace muy feliz por estar más feliz que en mucho tiempo, por estar rodeada de personas a las que quiero enormemente, por el regalo de estar viva, pero también por haber encontrado el propósito de mi vida, sentir por fin que estoy haciendo lo que es para mí, lo que hace feliz mi corazón.
Por eso creo que más que con un lindo vestido de armazón, quiero celebrar con ustedes haciendo lo que llena mi corazón de una enorme felicidad y es contando cuentos, y está semana será la celebracion no solo de mi vida, sino de, por fin, haber conseguido ese propósito que le da razón de mi vida, estoy feliz de hacer algo que llena mi corazón como contar historias mientras hay personas que viven desdichadas en trabajos que no les gustan, donde son infelices porque no hacen algo que aman.
Mañana los espero en el café del teatro Pablo Tobón Uribe para contarles porque el arte sana el alma y las historias dieron sentido a mi vida. -
El vínculo que una mujer hace con su cabello es sagrado, de hecho el cabello es tan importante en la vida de una mujer que cada vez que hay un «evento canónico» en nuestra vida, por lo general también hay un corte de cabello.
Por eso cuando estaba recién llegada a Venezuela fui a una peluquería, la que visitaba regularmente mi tía, pero mi tía no se arreglaba su cabello en cualquier parte, mi tía se tomaba el arreglo de su cabello muy en serio, por eso yo iba muy confiada, pero después de esperar un montón de tiempo la verdad ya estaba muy aburrida, hay que entender que era una niña, y aunque siempre he Sido una vanidosa sin remedio, odio esperar.
Así que hubo un peluquero que termino de atender todos sus clientes, pensamos que siendo una buena peluquería todos debían ser buenos, mi mamá y el estaban muy confiados, aunque yo tenía mis dudas, porque en todo el tiempo que habíamos estado esperando solo había atendido hombres…
Pero el decía que el sabía lo que iba a hacer, así que me senté en la silla, el tomó sus tijeras y comenzó, yo llegué con la idea de un corte degrafilado y así se lo hice saber, y al principio parecía un corte normal degrafilado, de hecho yo llevé una foto, y el la miraba bastante, pero después comenzó a alzar mechones sobre mi cabeza, y a cortarlos en el aire, yo jamás había visto eso en mi vida, pero estaba confiada porque mi madre estaba en las sillas pendiente y no había dicho nada.
Cuando el hombre terminó de secarme y me pude ver no podía creer lo que mis ojos veían, la mitad del secado había estado con el espejo a mis espaldas, lo que además me hizo ver qué mi madre no había estado viendo nada, estaba en una revista, y era el corte más horroroso que haya visto en mi vida.
No sé cómo explicarlo, las capas no encajaban, los mechones se veían raros, era una pesadilla.
Creo que pasé más de un mes con el cabello recogido, y excepto cuando me dan ataques de locura y me cortó yo misma, no volví a confiar en cualquier peluquero mi cabello, y menos cuando todos sus clientes son hombres y no sabe cómo tratar un cabello largo. -
Mis entrevistas de trabajo favoritas son donde se habla de frente para bien o para mal.
Cuando fui a mi segunda entrevista en un call center fue una entrevista grupal, la mayoría de los entrevistados eran hombres, habíamos dos mujeres en el salón, toda la entrevista era en inglés, nos preguntaron dónde habíamos aprendido a hablar inglés, la mayoría de ellos habían vivido en los estados unidos, yo era una de las pocas que había aprendido del maestro de mi papá.
La conversación fue muy amena, todo parecía muy bueno, lo único que parecía un obstáculo era que los días feriados había que trabajar porque eran diferentes a los de Estados Unidos, pero eso no era problema porque yo lo que estaba era loquita por trabajar y más con un buen sueldo y en algo que dominaba como hablar en inglés.
Y entonces la entrevistadora nos dió la palabra sobre nuestras experiencias previas de trabajo y nuestras inquietudes, y por último querían saber cuáles eran requerimientos inamovibles de nosotros, un chico fue el primero en hablar, dijo que a él le agradaba todo pero algo que el no iba a permitir era que el mes de prueba fuera sin sueldo porque había estado en un call center previamente, donde el sentía que lo había dado todo, pero no lo habían contratado y entonces sentía que había perdido su mes, cuando de cualquier forma ese mes había hecho llamadas reales, llamadas de ventas.
Todos asentimos casi que instantáneamente, yo, por mi parte, tenía mucho tiempo buscando trabajo, tuve que atravesar toda la ciudad, de hecho ni siquiera estaba en el mismo municipio, en fin, que lo cierto es que, en mi situación no podía darme el lujo de estar un mes sin, al menos, los pasajes, y estaba muy de acuerdo con el muchacho, no podía yo darme el lujo de regalar un mes de mi trabajo y menos a semejante distancia, un trabajo que incluía ventas, y metas y metrajes… Pero es que no nos iban a dar ni un peso por un mes, básicamente tendría que endeudarme para poder llegar a un trabajo que no sabía si tenía seguro por un mes ¿Y si no me contrataban? Eso era lo único en lo que la ansiedad dentro de mi cabeza pensaba.
La entrevistadora dijo que era bueno saberlo porque ese era uno de esos trabajos donde no pagaban el primer mes, yo, con esa intuición de bruja que me posee, supe enseguida que no nos iban a llamar a ninguno, pero si es que todos habíamos asentido, sin embargo, recibieron todas las hojas de vida, explicaron cuánto pagarían luego del mes de prueba y dijeron que nos avisarían por correo, salimos, y sentí cierto remordimiento por asentir, sentía ese podía haber sido mi trabajo, aunque lo último que quería era vender seguros de vida gringos, pero después de meter hojas de vida diarias y ser rechazada en las entrevistas por la falta de apostilla, y, el peor de los casos, que era la mayoría de las veces, no me llamaban, comienzas a entrar en una fase de desesperación
Dicho y hecho, apenas puse un pie en mi casa alrededor de una hora después, y ya estaba el correo rechazándonos, y por la cantidad de remitentes éramos todos.
Me sentí altamente decepcionada, en ese tiempo me lamenté un montón, pensaba que había perdido el trabajo que era para mí, aunque mi lógica ansiosa me decía que no había forma de asegurar que me iban a contratar luego de ese mes.
Hoy, cuando la vida es bastante diferente me río mucho, porque siento que la vida me llevo a dónde debía estar, haciendo lo que tenia que hacer, con gente a la que quiero mucho, haciendo algo que me gusta y que siento que aporta mucho más que vender seguros de vida, o joyas, o zapatos, o ropa, mi psicólogo siempre decía que un rechazo en una entrevista de trabajo es un golpe al ego, pero después de cierta cantidad, te puede llevar a una depresión o a sentir que no sirves para nada, que no tienes valor, no voy a negar en que llegó el día en que lo sentí, pero ¿Qué tan infeliz sería si hiciese algo que no significaba nada para mí? -
Estamos en el comienzo de la temporada piscis y siempre me parece increíble que mi papá, la persona mas apegada a las ciencias exactas y a los números, fuese la misma persona que me hizo ser una pseudo astróloga.
Asumo que tiene mucho que ver con que los piscis somos mutables, quizás por eso es que me gustaba tanto el arte, pero siendo tan buena en los números como siempre lo fui me metí a estudiar ingeniería y mírame hoy en día, después de una vida de autoconvencerme de que el arte era un hobbie, resulté siendo cuentera.
Y aunque la gente considera que la astrología es un engaño, otros la ven como algo satánico, no falta el que piensa que uno cree en bobadas, si piensas en que unos reyes «magos» siguieron una estrella que además les dijo que iba a nacer un niño que iba a ser rey, me dice que es una ciencia que tiene más años en este mundo de lo que los demás quieren reconocery que está más de la mano de lo espiritual de lo que la gente cree, de hecho, la astrología nació antes que la astronomía y a quienes han hecho una carta astral tiene cálculos matemáticos intensos.
Nací con el sol en piscis un 5 de marzo, y por eso creo que contar fantasías se me da tan fácil, porque los piscianos vivimos una eterna fantasia así sea en nuestra mente, cuando escuchaba música me metía en la película de que estaba en el Madison square garden, cuando leía libros veía las imágenes en mi mente, full HD, cuando escribía veía de igual forma la película pasar en mi mente, así como ahora veo todo mientras estoy contando, cuando me ilusionaba con alguien o con algo, lo hacía en nivel Dios, en fin, que siendo tan piscis como soy, de un padre piscis, que aunque era tan serio y tan matemático, al mismo tiempo amaba recitar y la música clásica y la colombiana, una madre piscis super sensible que cultivo que mi hermano y yo estudiaramos música, tenía que salir una niña Piscis en definitiva, enamorada de los libros, obsesionada con la gente que pintaba, y cantaba, y escribía, y creaba y que era demasiado soñadora para un solo cuerpo.
Ser piscis también me convirtió en una persona con intuición de otro nivel, no por nada me llamaban lengua de sapo en el colegio, todo lo que yo decía se daba exactamente como yo lo decía, es posible que tenga que ver con que soy muy observadora, pero se me da muy bien eso de saber que es lo que va a pasar, algunas veces sin que nada sea predecible fácilmente, algo, que es muy piscis de mi parte.
En fin que fue mi padre quien me convirtió en una experta en astrología, fue además uno de sus últimos regalos de cumpleaños mi carta astral, y su análisis ha determinado mucho el cambio de rumbo de mi vida, porque si bien la gente cree que la astrología se trata de predecir, eso no es cierto, la astrología dice como el cielo influyó en ti, y como puedes usarlo en tu favor, para mí es una herramienta de autoexploración y descubrimiento, tanto que la carta descubrió primero que yo que mi fuerte estaba en el arte, o en la psicología, o en el periodismo, o en todas las anteriores y su soy sincera, no siento que se haya equivocado.
La astrología es el discurso de las estrellas, es lo que dicen de ti cuando naces, de hecho ser amante de la astrología me hace lo más piscis que se pueda hacer no solo por lo mistico y lo matemático que mezcla, sino también, porque los piscis somos profundamente esotéricos.
Así que hoy les deseo un feliz mes piscis, el mes más feliz del año si me lo preguntan y espero quecuando el sol salga de este signo el 20 de marzo y llegue la primavera, miren el cielo y se acuerden de mi, no, es broma, se acuerden que el cielo nos habla. -
Trabajar en una empresa con metas individuales de ventas es lo más equivalente a hacer un reality show, en donde ves nacer las intrigas, los recelos, las ambiciones, los entramados oscuros y la maldad pura.
Cuando dejé la tienda me reuní una última vez con mi jefa de Bogotá para recibir los pagos que me correspondían y en ese momento ella me hizo una pregunta muy rara «¿Y como te fue con tu último jefe?»
Nadie sabe más de mi sufrimiento en la tienda de zapatos más que los que me leen en este blog, mi jefa en Medellín fue muy cruel, desconfiada, agresiva, chismosa y maligna, fue como vivir una película de terror de 5 años en 4 meses, así que cuando me encontré con el jefe las cosas por fin mejoraron y el incluso me defendió y su intervención permitió que yo me quedara en la tienda, yo trabajaba muy bien con el, pero además le estaba profundamente agradecida.
Por eso la pregunta me pareció rara, yo le conté mi experiencia a la jefa, ni más, ni menos, que si, el era exigente y de vez en cuando había regañado a mis compañeros, pero era respetuoso y cuando estábamos en momento de compartir era amable y cuando estaba en modo jefe era más estricto y serio, lo normal, a mi parecer, que si les había llamado la atención algunas veces, pero nada desmedido y solo cuando se había dejado de hacer algo importante en la tienda, como algún inventario, un cambio de vitrina, etc.
Pero precisamente porque la pregunta me pareció rara, le pregunté a qué se debía aquella interrogante, ella dudó mucho y me dijo: «pero no sé lo dice a nadie…» Si supiera…
Me contó que uno de mis compañeros había dicho que mi jefe era un tirano, que era grosero, que los maltrataba, casi que describió a mi antigua jefa y dijo que la compañera nueva lo había apoyado, yo seguía sin creerlo porque el no era esa persona, pero si sabia que ese compañero había tenido roces con su autoridad, y ese mismo compañero junto con la compañera nueva fue a los que para nada les pareció gracioso que yo fuera la jefa por unos días, todo eso se lo hice saber a la jefa diciéndole que aunque mi compañero trabajaba muy bien, tenía un problema severo con la autoridad de alguien sobre el.
Después de esa reunión tan intensa, decidí preguntar, como quien no quiere la cosa, a mi exjefe como le estaba yendo con el compañero en cuestión, «como ustedes habían tenido sus roces» le dije «quería saber cómo les estaba yendo» el dijo que bien, que sin problema, es más, que estaban haciendo un equipo fenomenal.
Yo quedé muy en shock, porque lo que yo había oído de la jefa de Bogotá era una historia muy diferente, de intriga al mejor estilo de la rosa de Guadalupe, y aunque había dicho que no le diría a nadie, yo decidí hablar.
«Yo no quisiera abrir mi boca, es más, no debería meterme, porque dije que guardaría el secreto, y aunque los aprecio a ambos no me parece correcto lo que está pasando, yo soy muy leal, especialmente con los que han estado para mí y por eso te cuento esto» y es que era verdad, el había protegido mi trabajo innumerables veces y fue quien le contó a la jefa de mi maltrato que recibí de la otra jefa, ahí el se empezó a sentir nervioso y yo le conté todo lo que me había contado la jefa de Bogotá, pidiéndole encarecidamente que no dijera nada, que usara esa información a discreción, pero que estuviera alerta ante la hipocresía.
«¿Que piensas?» Le dije, no contestó más, un día después supe que había soltado la sopa, nadie me escribió ni me contó, pero el otro compañero que parecía poseido por mi exjefa me eliminó de Facebook, igual y analizándolo a fondo un amigo que apuñala a los otros por la espalda no es amigo, mientras tanto mi amiga del alma en la otra tienda era la que me informaba de los sucesos «enviaron a este muchacho a ser mi jefe» me dijo, imagino que en una jugada de mi jefa de Bogotá por mantener la paz en ambas tiendas, porque, se supone, que el se llevaba de maravilla con mi amiga, pero que va, parecía como si la tienda de zapatos fuera una serie y habían comenzado una nueva temporada, pero como en la anterior la villana se había ido, había habido un cambio de roles para esta temporada y el había asumido el de antagonista.
Y mientras tanto la víctima era mi amiga, comenzó a acusarla de cosas cada vez que tenía oportunidad con la gente de Bogotá, cuando el era el primer crítico de que mi ex jefa hiciera eso, comenzó a tratarla mal y a discutir todo el tiempo con ella, ella incluso llegó a contarme que la mercancía estaba desapareciendo cuando ella tenía días libres, hasta que un buen día se hartó de sus maltratos y renunció y fue ella quien lo denunció con los jefes de Bogotá.
Solo Dios sabe todas las intrigas que trajo el cargo de jefe, las comisiones, los topes altos e imposibles de ventas, las acusadas en Bogotá y pare usted de contar, al final, lo único en lo que estuvieron de acuerdo todos es que el fin de esas tiendas en Medellín fue mi despido, y no, no porque me crea importante, en realidad es porque siendo antipelea como soy, siempre intenté mantener la fiesta en paz mientras estuve ahí, aún cuando mi jefa me maltrataba, y cuando me fui comenzó una guerra por el poder auspiciada por alguien que antes de mi partida parecía ser un excelente compañero y que siempre estuvo en contra de mi maltrato para luego ejercerlo el mismo.
Por mucho tiempo me quejé tanto con Dios porque no me hubiesen contratado, por no conseguir en otras empresas del mismo corte un trabajo, hoy que lo veo en retrospectiva, quizás Dios, o la virgen de Guadalupe sin dejarme rosita blanca, más bien, me salvó de algo. -
Cuando estaba niña, sabía que tenía un cariño muy especial por los más chiquitos y quería ser maestra o pediatra, la primera la descarté porque supe la paciencia infinita de la que Dios no había dotado para atender a 40 pequeños (por lo general, tremendos) en un salón, la segunda la descarté cuando supe que estudiando medicina tendría que ver órganos, sangre, muerte y visitar la morgue cuando estuviese estudiando y ahí quedó descartada también.
Y es que la sangre es un punto débil de este cuerpo tropical, ya les conté como donar sangre salió bastante accidentado, pero es que viéndolo bien me pasan una cosas que solo a mi y al pato Lucas.
Cuando tenía como 12 me mandaron a hacer un montón de pruebas de sangre en la cruz roja, las de rutina, pero por lo de siempre, mareos y más mareos.
La cruz roja era un sitio excelente para consultar al médico y hacerse los exámenes, y es que era económico, eran excelentes profesionales y quedaba muy cerca de mi casa, así que la madrugada para una cita era fuerte pero solo caminaba 3 cuadras y ahí estaba. El día en cuestión madrugué como siempre y cuando llegué a los exámenes habían aproximadamente 12 personas delante de mi, fuimos uno a uno avanzando en las sillas que disponían para que esperaramos hasta que llegó mi turno.
Y hubiese deseado que no hubiera llegado, yo siempre le he tenido terror a las inyecciones y a la sacada de sangre, el 99% de las veces no quiero mirar porque siento que duele más y que me mareo, pero esta vez fue muy difícil no mirar.
El enfermero en cuestión parecía estar muy nervioso, me puso la liguita, con la que te aprietan el bicep para que las venas se puedan ver. Hasta ahí todo bien, el problema llegó cuando el hombre comenzó a buscar las venas.
Y es que mis venas son venas invisibles, apenas si son perceptibles en la piel y yo no tengo pruebas, pero tampoco dudas, de que cuando me van a sacar sangre desaparecen del susto, entonces el comenzó a darme los golpecitos que se dan los viciosos para buscar la vena, nada, masajeó, apretó más, me movió de mil maneras, nada, hasta que decidió meter la aguja.
Y yo, confiada como estaba de la cruz roja, suponía que el sabía perfectamente lo que estaba haciendo, pero no, el hombre metió la aguja, no la encontró, la sacó, la metió de nuevo, nada, la movió dentro de mi, nada, mientras yo comencé a llenarme de huequitos.
Ya cuando pidió el otro brazo me imaginé en mi mente que iba a quedar como un personaje en los Simpsons que le disparan y luego toma agua y le sale por todos los agujeros, así me sentía, fueron un montón de chuzones hasta que por fin consiguió mi vena.
Ese día salí de la cruz roja con más curitas en los brazos que ganas de vivir, me dolieron como por una semana, realmente tenía una cruz roja, pero en los brazos de tanto hueco, y de ahí en adelante decidí que cada vez que tuviese que hacerme exámenes, así perdiera una madrugada, iba a mirar primero quien estaba haciendo el exámen, porque dos veces no me agujerean los brazos ¡no señor! -
Recuerdo que en una de las entrevistas de trabajo donde más segura me sentí de que iba a obtenerlo fue en el un call center.
La entrevista era en la oficina donde trabajaría si obtenía el puesto, llegué muy temprano allí porque la dirección era bastante compleja, llevaba mi carpeta con mis documentos, e iba de punta en blanco: camisa formal, pantalón formal, carpeta en mano. Cuando llegué me encontré con la sorpresa de que la entrevista sería grupal, nunca había tenido una así pero no tenía miedo, sabía que estaba bien calificada.
Y es que en ese momento estaba terminando mi curso de inglés, y los que me conocen saben que por mi padre hablo inglés desde pequeña, pero con el curso iba a estar certificada como B2 y eso ya era otro nivel, sobre todo a la hora de buscar un trabajo, y aún más ese trabajo en específico, en un call center bilingüe.
Nos hicieron entrar a una oficina como a 20 personas, hicieron una ronda rápida de nombre, edad y trabajos que habían tenido y luego a lo que veníamos: un exámen de inglés, yo estaba súper preparada, pero sí es que aún estaba estudiando inglés, tenía todo refrescado en mi memoria.
Nos hicieron muchísimas preguntas y para mí fueron una tontería, ahhh, ya me podía ver en mi silla giratoria respondiendo llamadas y tecleando en un computador, no era que soñara con un trabajo así, de hecho, siempre he pensado que el trabajo de servicio al cliente es de los más difíciles del mundo, precisamente porque los seres humanos somos difíciles, pero si soñaba con un trabajo fijo, formal, que me permitiera cubrir las necesidades de la familia.
La prueba terminó, recogieron las hojas y nos dejaron solos un rato, el nerviosismo se sentía en el ambiente, había gente que estaba segura que se había equivocado, otros tenían dudas sobre lo que habían escrito y mientras todos manifestaban sus dudas y yo me sentía muy segura volvió la entrevistadora, llamó a un grupo de gente, les agradeció por venir y quedamos alrededor de diez, y ella siguió haciendo preguntas.
Uno de los chicos era futbolista en una liga menor de un equipo importante de la ciudad, habló de sus horas de entrenamiento y ella lo llamó aparte, al rato lo vimos salir también, y así fue descartando al menos otros dos, y luego llegó mi tema sensible: los estudios.
«Claudia aquí dice que estudiaba ingeniería ¿Tienes planes de terminarla?» Yo le dije que si, que era una de mis metas a largo plazo y comencé a explicarle como el socialismo del siglo XXI había obstaculizado mi vida no permitiendo la apostilla de mis documentos, ahí fue cuando me llamó aparte y comencé a sentir el terror.
Y sentía terror porque a todos los que había llamado aparte hasta ahora los había mandado para su casa, me hizo entrar a su oficina y me preguntó si había alguna posibilidad de arreglar eso, yo le dije que yo había intentado mucho, pero no era mucho lo que había conseguido, siempre había una traba, un obstáculo, una excusa para hacerme sufrir con mis papeles, «te lo digo porque tu prueba de inglés fue la mejor y de verdad me gustaría que te quedaras pero por directrices gubernamentales no podemos contratar a nadie que no tenga el título de bachiller».
Estúpido título de bachiller, mi psicólogo siempre decía que quizás la vida me quería mostrar otro camino, pero mientras no lo ví me sentía frustrada y llena de ira por eso, que importancia real tiene un título de bachiller si en una simple prueba de inglés demostré que sabía escribir, incluso en otro idioma y de forma sobresaliente, respondí coherentemente lo que me hacía más que apta para el trabajo.
Y recordaba a mi anterior jefa, que tenía un técnico en administración y la ortografía de sus correos parecía como si nunca hubiera pasado por un colegio en su vida, es posible que sean pensamientos despreciables en este momento, pero para mí, que había estado en más oficinas en entrevistas que cualquier otra persona en la ciudad (no tengo pruebas pero tampoco dudas) me daba ira.
Después de la conversación infructuosa sobre como solucionar lo de mi título, ella me extendió una tarjeta, me dijo que cuando resolviera lo del título volviera, que ella tendría un campo para mí por mi nivel de inglés, y salí muy frustrada, los que quedaron me vieron salir muy asombrados porque ellos también sabían que mi prueba fue la mejor, y sonará arrogante de mi parte pero ahí dejó una empresa ir a la que pudo ser su mejor agente bilingüe por un título de bachiller. -
Antes de cumplir mi mayoría de edad me enamoré perdidamente de un hombre, lo escuchaba todo el tiempo en la radio, tenía una voz maravillosa, de una y otra forma conseguí su correo y chateabamos por MSN (si allá rodó esa cédula), comenzamos a hablar y yo estaba completamente enamorada de él, pero yo tenía 16 y el tenía 41.
Si, 41, eran 25 años de diferencia ¿Cómo lo explico? ¿Daddy issues? ¿Buscaba protección? ¿Estudiar con una cuerda de inmaduros me hizo pensar que necesitaba un hombre mayor? No lo sé, lo único que se es que yo si pensé ilusamente que estaba mejor con un hombre mayor o estaba enamorada de sus ojos verdes y de su forma de hablarme al oído en italiano.
En el fondo yo sabía bien que todo esto estaba mal, por eso le oculté todo a mi mamá a quien nunca le había escondido nada, por eso le menti a el con mi edad y le dije que tenía 18, porque estaba profundamente enamorada y lo único que quería era estar a la «altura» de esa relación y aunque por mi altura real facilmente podía pasar por una de 18, la verdad es que, aunque en ese momento no lo ví, hoy veo mis fotos y puedo ver la cara de inocencia escapándose por todos lados, tan perceptible que no creo que el creyera una sola palabra sobre mi edad
El fué mi primer hombre, la primera persona que amé con todo mi ser, y siento que entre un ataque de rebeldía que tuve en ese momento, yo, que nunca había sido asi descarrilé mi camino, solo me importaba el, tanto que no me di cuenta de lo que sucedía, que mientras yo le entregaba todo mi amor el me entregaba migajas, y así, a pesar de que estuvimos juntos por 4 años todo fue artificial, nunca formalizó nada, siempre decía que era demasiado viejo para mí, quizás porque muy en el fondo el sabía cuál era mi secreto, aunque un poco tarde para pensarlo, luego de que me arrancó mi inocencia sin dudarlo, la verdad es que nunca pensó en formalizar nada.
Después de oír 29 de Demi llegué a la conclusión de que las relaciones de una gran diferencia de edad, donde eres menor de edad son malsanas (aclarando que hay unas entre adultos que saben lo que están haciendo que salen bien, aunque sean pocos los ejemplos), estás bajo el poder de alguien que sabe muy bien como te está envolviendo, incluso legalmente en algunos paises las relaciones sexuales con menor de 18 pueden considerarse un abuso sexual aún si son consentidas y están completamente en lo cierto, aunque tú estás segura de que estás tomando las decisiones por ti misma, en realidad estás influida por alguien que no solo es mayor que tu, sino que además está muy claro que sabe lo que está haciendo, tejiendo una red de fino hilo rojo alrededor de tu inocencia hasta que te sueltan cuando ya no te quieren y como en la canción de Taylor se quedan con la bufanda roja y tú caes de esa red a una triste realidad que te deja una herida profunda, pero eso no lo ves cuando aun eres una pequeña niña inocente sintiéndose mayor, solo lo vez cuando eres una mujer adulta, aún no he llegado a la edad que el tenía cuando lo conoci pero como dice Demi en su canción cruzas los 29 y la edad adulta y te das cuenta que era un «sueño adolescente, una fantasía tuya y no mía» tan suya y tan poco mía que un año después se estaba casando con un mujer que tenía un hijo, que no tenía la figura perfecta que tuvieron todas la jovencitas con las que salió, una mujer de su edad, después de arrebatarle la inocencia a muchas mujeres… 16-41, esa es mi historia ¿Tu tienes la tuya? -
Hace unos días atrás leía un texto en Facebook, que hablaba de que las personas, cortesía de las redes sociales se estaban convirtiendo en analfabetas funcionales, y los definía como personas que saben leer, pero no entienden ni una palabra de lo que leen o tienen que devolverse para leer todo de nuevo porque se distraían en medio de la lectura.
Yo, que tengo este blog, y por el que han pasado 9000 de ustedes pienso que existe la esperanza. Y también por eso hago videos largos en Instagram y no le pongo las letras en la miniatura a mis videos en YouTube.
Puede ser antipopular, pero es una forma de saber que la gente aún se toma la molestia por cosas que toman un tiempo, a ver si erradicamos el terrible mal del siglo XXI que aunque no lo crean no es no leer, ni la tecnología, ni las redes sociales, ni los bailes de TikTok que hasta pueden ser muy divertidos, es la inmediatez.
Y la inmediatez fue la que trajo la enfermedad de este siglo: la ansiedad.
Y es que como alguien que sufre de ansiedad generalizada se lo que es, creo que perder la atención cuando estás leyendo ocurre no porque hayamos perdido la capacidad de concentrarnos, creo que a todos nos ha pasado, pero muchas veces debemos hacer mil cosas al mismo tiempo, cuando estás triste, mal, en duelo, cansado o enfermo el mundo no se detiene para ver qué te ocurre, no, el mundo sigue adelante y no importa lo que tú sientas, pases o pienses; debes seguir adelante.
Es así como la gente tiene que asumir su vida diaria con mil cosas en su cabeza, y eso no es lo malo, lo malo es que se te pide la misma eficiencia, pero la cabeza tiene su propio ritmo y por eso los olvidos, las distracciones, los errores.
Pero ojalá fuese solo eso, también es que el mundo puso a correr todo, antes una canción podía ser famosa por 2 años continuos, hoy en día si una canción permanece en la mente de la gente, es como por 1 mes, sino es menos.
Y así con todo: las modas, las tendencias de maquillaje, los lugares de moda, los artistas más relevantes, ya la gente no disfruta de la magia de esperar por unos meses de un álbum, es más, a esta velocidad, los álbumes desaparecerán porque solo importa una canción por un efímero momento y por eso también, la música ha perdido su calidad, porque importa más la cantidad y no la cantidad, por eso videos cortos invaden las redes sociales.
Por eso, la gente que lee blogs como estos, un texto de más de un párrafo, o un libro de 200 páginas, la gente que aún se emociona por un disco completo, la gente que se toma un día libre y se aleja el afán de la pantalla blanca que desequilibra la mente y lleva a esos cuadros de lo que hace siglos era inusual y se consideraba «neurosis», la gente que ve un video largo completo, que disfruta de una buena de cuentería, la gente que se toma el tiempo es gente atípica que debería contagiar a más para que dejemos de ser esclavos de la inmediatez. -
Cuando cumplí 16 y me di cuenta que ya no iba a ser ni maestra, ni pediatra, llegué a la conclusión de que si era tan buena con los números, arreglando cosas y con la computadora debía ser ingeniera.
Para ese tiempo manejaba un club de fans de Demi Lovato, para ser muy específica una campaña que lo que hacía era unir al fandom alrededor de la meta de llevarla a Venezuela, y lo hacía muy bien, habíamos logrado ser TT mundial varias veces en Twitter, pero no solo hacia eso, sino que proveía casi que diariamente de la mejor info de Demi con todos los contactos que conseguí, porque hay que ver que cuando se me mete algo en la cabeza nadie me para.
Y por lo bien que me iba mi primo a cado rato me decía que debía estudiar comunicación social, y yo, que ya tenía mi decisión tomada, le decía que todo el asunto del club era un hobbie, y de verdad lo era, que yo lo que quería e iba a ser era ingeniera.
Mientras tanto nació Isa n Lore show, porque si, antes de que las influencers se llamarán influencers, Isa y yo loqueabamos en internet haciendo contenido, o mejor dicho hablando de música y loqueando como las dos adolescentes que éramos, y aunque parecía que toda mi vida giraba alrededor de crear cosas que tenían que ver con la comunicación social mi decisión era firme: yo quería ser ingeniera, aunque la gente a mi alrededor me veía alma de comunicadora.
Siento que como diría hoy en día un psicólogo que conozco, quise ser ingeniera subconscientemente por honrar a mi padre aunque en la superficie dijera lo contrario y cuando volví a Colombia, sin planes aún de quedarme a vivir, descubrí que mi papá no estaba tan conforme con mi elección porque lo consideraba una carrera muy riesgosa para una mujer por los sitios de alta peligrosidad en los que, por lo menos, en Colombia, se ejerce.
Hoy soy consciente de que aunque siempre fui buena en las matemáticas y en los números, mi verdadero destino era esto: escribir este blog, hacer contenido, crear cosas, hacer campañas, unir gente para algo, crear imágenes, fue lo que hice por mucho tiempo sin saber hacerlo y cada vez que me inscribo en un curso afin, más me doy cuenta que quizás tomé una decisión equivocada.
Aunque también se que si me hubiese quedado en Venezuela, seguramente me hubiese graduado de ingeniería, porque soy una mujer de comienzos y finales, y porque además soy muchas cosas a la vez, aún, cuando predomine en mi, el espíritu creativo. -
Cuando trabajaba en la zapatería tuve múltiples obligaciones pero la más difícil llegó cuando me tocó hacer labores administrativas.
Y para ser honesta no quería, de hecho, nunca quise ser la encargada de la tienda porque esa era una de sus principales obligaciones y todo esto por una suma de dinero que no valía el riesgo de dañar una hoja contable numerada.
Pero cuando mi jefa renunció a mi me hicieron la encargada de la tienda porque era la única que, a pesar de que ella me negaba la información, sabía el funcionamiento de absolutamente todo en la tienda, desde cuales eran los zapatos de devolución, donde quedaba la bodega externa, cuántos zapatos habían allí, manejaba el sistema de facturación de la caja y el inventario virtual, sabía los precios de todo y había aprendido a regañadientes a llevar el libro diario y el libro contable.
Como encargada también me dejaron como la supervisora de mis dos compañeros, que eran mayores que yo, uno por un año y otra por toda la vida, y la verdad me costaba mucho ser la voz de mando, sobre todo siendo conciente que era la menor, pero un dia antes de la llegada de la señora me dijeron que yo no solo estaba encargada de la tienda sino de ser la líder y dar órdenes para la semana de prueba de la mujer.
La verdad a mí eso de dar órdenes no se me da muy bien, de hecho le huyo a esos cargos de líder precisamente porque se que la gente es difícil, y yo pasivo agresiva, o muy tranquila, o muy psicológica, pero además, en este caso era evidente que mi edad tenía mucho que ver con que liderar no fuera facil este cargo.
Y lo comprobé el primer día, cuando me quedé haciendo el trabajo contable mientras ellos arreglaban la bodega y les dije lo que debían hacer, pero ninguno se movía, pensé que no habían escuchado o que estaban esperando para hacerlo después y volví a repetirles cuál era la tarea, y la señora comenzó a reírse mientras decía «niñita ¿Ya se le subió el cargo a la cabeza que va a dar órdenes?» Lo que ella no sabía era que yo no solo no quería ese cargo, sino que estaba contando los días para que llegara mi compañero de la otra tienda que iba a ser el supervisor oficial.
Pero mientras tenía órdenes claras: entrenar y liderar, y trataba de respirar profundo mientras me repetía ese mantra, entrenar y liderar, entrenar y liderar, no podía creer que después de salir de una jefa que era el mal en pasta (como ya les he contado) ahora tuviera que vivirlo de mis compañeros, cuando yo estaba tratando de alejarme de la conducta tóxica que ella mantuvo mientras estuvo en la tienda.
Así que nuevamente hice el llamado, y como no ví respuesta entonces hice lo que había evitado tanto, pero de la manera más respetuosa posible, darme a respetar: «a ver muchachos, yo no quiero mandar, ustedes no quieren ser mandados pero así es la vida, ya se que me ven como una niña y todo lo que quieran pero yo tengo órdenes y no estoy jugando, porque cuando nos reímos, nos reímos pero ahora estamos trabajando, y si ustedes no van a colaborar, pues entonces me van a obligar a llamar a Bogotá y poner la queja, ustedes verán» y enseguida se pusieron en movimiento, no sin antes de subir las escaleras, lanzandome una cara de amargura
Así fue como una «niñita», como me decía la señora, se dió a respetar en un trabajo que me tocó ejercer durante una semana, en la que la ansiedad me ponia nerviosa cada vez que debía cerrar la caja o hacer la contabilidad, sufría cada vez que llegaba ña npche y debía hacer todo un procedimiento riguroso de cierre y en la mañana sufria por tener que hacee los informes de contabilidad donde tenia que hacee a mano los calculos de las tarjetas de crédito, sin duda un trabajo difícil, pero del cual, como todo en mi vida, salí invicta y con una lección: que aunque no me guste, soy capaz de liderar. -
Es increíble pensar como descubrí lo muy parecida que soy a mi papá, hace unos días fui a visitar a mi tia y terminamos hablando de caléndula y curíbano.
Mi primo se sorprendió mucho que supiera que las flores de caléndula son amarillas y me dijo «¿De dónde nos salió yerbatera?» Y le dije que de mi papá.
Y a mi cabeza se vinieron miles de memorias, la verdad, si lo pienso, mi papá nos convirtió a todos en yerbateros y también lo recordé porque un cajón medio abierto ví un libro de Hilda Strauss de metafísica, un libro que el le regaló a mi tía, y recuerdo que cuando tenía 6 años, si me salia alguna herida me curaba con yanten o caléndula.
A los 9 años tenía problemas de sueño y mi papá disolvía gotas de valeriana en agua para que pudiera dormir y fuera menos nerviosa porque siempre fui el mar de los nervios, y así, de remedio natural en remedio natural, aprendí mas de yerbas que cualquier niña de mi edad.
Sin embargo, cuando mi papá enfermó estaba muy enojada con las hierbas, porque mi padre no quería visitar al médico porque tenía toda la fé puesta en las ramitas y las hierbas y efectivamente el médico le hizo falta.
Pero cuando vino la superación del duelo, también vino la reconciliación con esa parte de mi que no puedo evitar, saber que el romero es bueno para el cabello, el jengibre bueno para la gripe siempre que no seas hipertenso, el eucalipto excelente para descongestionar, los beneficios de la semilla de chia y de linaza, las propiedades mágicas y antiinflamatorias de la cúrcuma.
Que la centella asiática es buena para las venas varices, que la pomada de caléndula sana las cicatrices, que la valeriana y la passiflora son excelentes para una crisis de ansiedad, que la hierbabuena y la manzanilla son excelentes para la digestión, que la flor de Jamaica regula el colesterol, y que lo que se hereda no se hurta, por eso soy una yerbatera. -
He aquí uno de los momentos más duros de ser migrante: la lejanía durante un duelo.
Mi tío falleció esta mañana, hace 11 años fue la última vez que lo ví, cuando la familia entera se reunió en un reencuentro familiar.
Pero a pesar de la distancia mi tío siempre estuvo muy presente, en mis cumpleaños, en el de mi mamá, o cuando subía fotos de ambas siempre comentaba, y era un placer leer sus mensajes porque tenía una hermosísima forma de escribir, un mensaje de mi tío más que un mensaje parecía una carta, un poema, una obra de arte.
Por eso siento que aunque mi tío estaba a miles de kilómetros de distancia, siempre estaba muy cerca, con sus buenos deseos escritos en tan bella prosa, una que le admiraba enormemente, y le envidiaba sanamente, pero leerlo era sentirlo cerca, una de las ventajas de las redes sociales para todos loa que tenemos nuestras familias regadas por el mundo.
Y es que esta no es la primera vez, mi abuela murió en 2002 en Venezuela, nosotros vivíamos en Colombia, pedimos permiso de mi colegio, yo, que era una inocente criatura pensaba que para cuando llegáramos íbamos a poder ver por última vez a la abuela, pero una semana después, cuando llegamos a Maracaibo, ya mi abuela estaba enterrada y lloré muchísimo.
Nadie sabe lo que la vida del migrante se convierte cuando su familia se fragmenta, especialmente cuando no ha migrado tranquilamente, decidiendolo por si mismo, sino cuando ha tenido que dejar una vida atras y luego tener que ver una familia fragmentarse en diferentes rincones del mundo, familia que hoy además llora la perdida de un increíble ser humano en diferentes latitudes.
Tío, en vida me dedicaste lindos mensajes, hoy quiero decirte que no habrá nadie en esta familia que no vaya a extrañarte, a anhelar tu alegría, tu energía, tus dulces palabras y tu intelecto, y estoy segura que fuiste a reunirte con la abuela Eva y que deben estar abrazándose en el cielo, te envío un beso en donde quiera que estés. -
Hace unos días escuchando música de Rocío Durcal y Juan Gabriel el fin de semana vino a mi un recuerdo muy bonito.
Mi hermano y yo cantabamos juntos desde que tengo memoria, y mi mamá era la promotora de la cultura, pero tambien de la guachafa de sus niños, por eso nos compraba cds de Bach y Mozart y al mismo tiempo unos cds de karaoke que se llamaban «cantemos juntos».
Ahhh me encantaban esos, traían canciones insignes en el idioma español, eran varios cds que venían con las letras de las canciones en hojas, mis favoritas eran «piel canela», «no hay sombra que me cubra» de José Feliciano, muchas de Juan Gabriel, Nino bravo y costumbres de Rocío Durcal, una de mis favoritas.
Imagino que a esa edad fue donde empezó mi pasión por grabar covers, los fines de semana usábamos la grabadora que le había regalado mi mamá a mi hermano, y comenzabamos a cantar, costumbre era mi favorita, me incorporaba, era como si de repente fuera poseía por las sombras, el labial y los vestidos de lentejuelas y canutillo de Rocío (no solo he sido siempre musical sino coqueta), los duetos los cantabamos juntos y la hoja ademas traía los acordes en la guitarra entonces a veces mi hermano incorporaba la guitarra a la cantada.
Creo que descubrir «gata bajo la lluvia» fue un descubrimiento para una niña de 6 años, me encantaban mucho las canciones de Rocío, y quizás por razones obvias las de Juan Gabriel, yo era la más fan de esos cds de karaoke, pero ademas recuerdo que habia discos de Ricardo Montaner, Franco de Vita, Alberto Plaza, Alejandro Sanz que se escuchaban a todo volumen por toda la casa durante todo el día, y se cantaban a todo pulmón, mi casa era simplemente una cajita musical, por eso la amo tanto la música y los karaokes, y por eso las canciones para mí tienen el poder de llevar recuerdos envueltos con ellas. -
Cuando tenía 12 años vivía con mi primo, y el era un terremoto de magnitudes inigualables, no se quedaba quieto en ningun momento.
Un día se le subió una fiebre tremenda y resultó enfermo de lechina, lechina, una palabra que les había contado en algún momento en otra publicación porque la doctora no entendió de que hablaba.
Varicela se le conoce normalmente a esa enfermedad en otras partes, a el lo aislaron en su cuarto, puerta cerrada todo el tiempo, los adultos entraban porque ya habían sufrido de esa enfermedad pero yo no podía ni asomarme, el tenía prohibido salir y yo entrar.
Pero ya les conté que mi primito (aunque lo quiero como un hermano) era una pequeña amenaza pública y un día, que supo que todos los adultos salían y nos quedabamos el y yo salió, comenzó a perseguirme y yo le huia por todo el apartamento, aunque en el fondo de mi ser sabía que estaba perdida porque mi madre me había contado que alguna vez entró a tomar unas tarjetas de jugar de su primo enfermo y aunque no se habían ni tocado ella se había contagiado.
Así fue, me contagia, me llené de algo que parecían ampollas rojas por todo el cuerpo, lo peor no era solo las pepitas sino que, para completar, en las noches me daban fiebres muy altas, y la comezón era de locos, me pusieron telas en las manos para que no me rascara con las uñas porque todos los adultos decían que si me reventaba alguna de las marcas me iba a quedar cicatriz pero yo no podía evitarlo, era demasiada la picazón.
Y es que la varicela no perdona ni la cara, entonces la cara también me picaba y entre rascada y rascada de repente sentí un liquido en la nariz, una ampolla en la nariz, ahí donde precisamente estaba la cicatriz del aceite en mi anterior accidente, estalló.
De la varicela me recuperé como una semana después, no tengo ninguna cicatriz de esa enfermedad excepto la marca en la nariz que aún permanece aunque no es muy notoria, y que me recuerda de un niño muy tremendo y de una cicatriz doble y me hace pensar ¿Cuántas posibilidades hay de tener una herida en el mismo lugar? -
Por mucho tiempo peleé con la palabra «influencer», es más, después de un tiempo en este blog y en mi canal, me sentí muy halagada cuando la gente empezó q seguirme, a identificarse con lo que escribía, pero llegué a este blog a hablar de los influencers, porque me cuestionaba mucho, y aunque sigo a algunos a los que admiro mucho, de quienes he aprendido mucho, incluso amigas mias que hacen contenido genial, pues me costaba mucho relacionarme con la palabra influencer y prefería ser simplemente creadora de contenido.
Y es que el desdén viene quizás de la gente que como influencers dejan mucho que desear, una cultura que posiblemente viene mucho de este asunto de «do it for the vine» que fue tan viral, Vine, una red social previa a TikTok, donde la gente hacia lo que fuera por likes, comentarios y vitalidad, cosa que no ha dejado de pasar.
¿Y que deja? Gente lastimada, gente que es una para las redes y otra en su vida común, gente que presume de cosas que no tiene, que crea retos peligrosos o que hace publicidad engañosa, gente deprimida, ansiosa o en drogas, pero que esconde todo esto por vwnder una vida perfecta.
Pero no satanizo las redes, de hecho precisamente esos influencers que hacen contenido genial es la gente que me hace pensar que se pueden hacer cosas buenas, que se puede see original, auténtico, y que de hecho, este blog me ha demostrado que ser uno mismo tw acerca a la gente con la que de verdad quisieras conectar y es más afin a ti, no hay la presión de mantener una pose que no sea mas que uno mismo.
Por eso voy a comenzar a crear contenido para mí instagram y mi TikTok, y no voy a dejar de ser yo, poco a poco encontraré la forma de que el contenido sea cada día más lo que soy y lo que les quiero compartir, como lo he hecho siempre en todas mis redes, y además les anuncio el regreso de mi podcast muy pronto, con sorpresas, que espero les gusten, posiblemente para el mes de marzo.
No sirve de nada sentarse a criticar a quienes hacen contenido, asi que a partir de hoy me convierto en Deadpool, la antiheroina de los influencers, decidí hacer el contenido que a mi me gustaría ver y que quiero hacer. Estoy abierta para oír sus sugerencias y les dejo aquí el primer video. -
Hoy tratando de darle la vuelta a un frito en el aceite me di cuenta del profundo terror al aceite caliente.
Y es que no es para menos, así como tengo un trauma con las piscinas (que les conté cuando el blog se estaba estrenando) también tengo un trauma con el aceite.
Cuando tenía 7 años me visitó buena parte de mi familia de Venezuela, yo estaba súper contenta, de hecho, vinieron para navidad y fue una de las mejores navidades, hubo ponche crema, lomo negro, hallacas, muchos regalos, gaitas, risas, aventuras con mi primo pequeño, y hubo quemada.
En uno de esos días, mi tía compro muslos de pollo y decidió freírlos, por algún motivo que no recuerdo, ella tuvo que irse y me dejó a cargo de los fritos, y aunque confieso que a esa edad, igual que todo el mundo, sentía que podía hacer cualquier cosa, no tenía mucho sentido del miedo, aún así le tenía respeto al aceite porque mi mamá me había advertido muchas veces que las quemaduras de aceite eran tremendas.
Pero mi tía se demoró un poco, y yo , con las explicaciones que había dejado mi tía, decidí que era momento de darle la vuelta al pollo. Lo hice muy delicadamente, pero con mucho temor y el temor no es amigo del aceite, es el equivalente de demostrarle apuro a una impresora, entonces si logré voltearlo pero el aceite saltó, y les dije, yo era una niña de 7 años, y aunque muy alta, solo sobrepasaba la cocina de mis hombros en adelante, asi que el aceite caliente no saltó a ningún otro lugar sino a mi cara.
A mí bella y hermosa cara, una gota en la nariz, si ustedes le preguntan a mi tía, ella negará absolutamente todo, pero para mí es inolvidable porque me quedó un pequeña cicatriz en la nariz, una que se hizo más notoria cuándo tuve lechina, pero esa es historia para otra publicación.
Recuerdo el ardor, sobretodo el ardor, y de ahí de n adelante me cuesta mucho manejar aceite, más que nada porque ahora sí se lo que causa, no es que no lo haga, ni que no lo sepa hacer, pero para mí el aceite, sobre todo caliente, es de tratar con respeto. -
De mis visitas más recientes al médico he llegado a la deducción de que los médicos piensan que las personas jóvenes no nos enfermamos y que los que sufrimos de ansiedad nos inventamos síntomas.
En una visita al médico hace unos 5 años tratando de entender mis mareos por enésima vez el médico después de ver qué todos mis exámenes de sangre estaban perfectos me sugirió que estuviese tranquila y tomara un palo de escoba, leyeron bien ¡Un palo de escoba! Y que con el me sostuviera cada vez que me parara de la cama para que si la vista se me nublara yo estuviera segura ¡Ah! Pero seguramente eso era mi culpa por pararme rápido… (Y creo que es importante decirles que cuando eso ni siquiera me imaginaba que tuviese ansiedad), y mejor ni hablar del que tocó la palma de mi mano y me dijo que no podia tener problemas de tiroides, sin explicarme porqué (me sentí como visitando un adivino).
Más tarde, cuando después del COVID la zona abdominal superior izquierda no ha dejado de molestarme, y ya de eso tres años, hace dos, fui de nuevo al médico general, esperando que si era otra doctora hiciera algo más por mi que mandarme vitaminas como los que había visto hasta ahora (que no niego que al principio me ayudaron muchísimo), y si, me envió medicación, y eso solucionó en buena medida mi problema de ansiedad, pero por más que le expliqué con lujo de detalles todo lo que esa sensación extraña en la costilla me causa, solo recibí más vitaminas.
En mi última visita al médico, después de nuevamente contarle a uno nuevo todas las sensaciones incómodas en la zona abdominal, sensaciones que por momentos hacen volver la ansiedad con los peores pensamientos, el médico dijo que podia ser colon irritable, que debia cambiar mi dieta, que debia tomar unas pastillas (que aun no he logrado que la EPS me las de por lo que tuve que buscarlas por mi cuenta) y me sentí un poco más tranquila, aunque debo volver a revisión.
Y este último doctor me hizo una pregunta muy particular «¿Cuánto tiempo llevas sintiendo eso?» Y yo le expliqué que dos años, entonces el preguntó que porqué no había hecho nada en dos años, ojalá supiera todo lo que intenté, y así se lo hice saber. Si les soy sincera por momentos ya uno no quiere ni ver al doctor, a veces parece que piensan que a los jóvenes no les pasan cosas graves (aunque estoy consciente de que esa última línea la escribió la ansiedad y no yo), y extraño mucho a los doctores venezolanos, que para serles sincera, eran mucho más rigurosos y tan amables como este último doctor que me vió.
Todos estos pensamientos llegaron a mi hace unos días, después de haber visto a una gastroenteróloga en Instagram (si, el algoritmo me ha estado espiando) diciendo que las personas con colón irritable no quieren oir qué no se puede hacer nada, que se calmen, que dejen la mitad de su dieta, que todo eso pasa porque no logra controlar su estrés o su ansiedad, no, las personas con colón irritable quieren saber que puede mejorar sus síntomas, yo, por ejemplo, aprendí por mi cuenta, que estoy atada de por vida al yoga y la meditación porque cuando los dejo la acidez hace de mi vida un caos, y gracias al doctor, que actuó como dice la doctora del vídeo que unnbien gastroenterólogo lo hace, se que tengo que aumentar las verduras, que debo reducir las harinas, que debo tomarme una pastilla con cada alimento, que no estoy loca y que debo tratar en lo posible de recuperar la flora intestinal.
Ojalá existieran más doctores así, que escuchen a sus pacientes, y menos de los que resuelven el problema pensando que si en los exámenes básicos no sale nada, no hay nada, y puede ser que después de leer esta publicación piensen que si es la ansiedad la que habla en este escrito y es posible que si, pero también es un llamado a los médicos a tomarse su trabajo con maa humanidad. -
Este año es posiblemente el año en el que más agradecida estoy con Dios y con la vida; todo cambió de un vuelco, y no puedo sentirme más agradecida.
Pero no solo con Dios, sino con todas las personas maravillosas que hacen parte de mi vida, empezando por mi familia, especialmente con mi querida madre, quien me ha apoyado en todas mis locuras, es una amiga, una consejera y la mejor madre que haya podido tener; a mi hermano por estar pendiente de nosotras siempre que puede, y apoyar las locuras de su hermana que no son tan diferentes de las suyas; a mi querida prima Analis que nos ha apoyado en la distancia, te extraño un mundo primix; a Manuel, mi primito, casi mi hermano, reencontrarnos este año fue uno de los momentos más maravillosos; a mi tía Ana por su cariño aunque esté tan lejos; a mi tía madrina Claudia por su apoyo; a mi tía Betty que es como mi segunda madre; a toda mi familia y por supuesto a mi querido Pa, que su ejemplo siempre me inspira y que espero que esté muy orgulloso de mi en dónde quiera que esté.
También a las amigas de siempre Cat, Doris, Mariana, Ana, Jessie, Genesis, Sharon, Yoysi, porque son familia para mí a este punto, las quiero muchísimo; a mi Matty precioso por siempre apoyarme, por su amistad incondicional y porque su brillo que ilumina al mundo y a los que lo rodeamos siempre; a Mary, excelente psicóloga, increíble amiga y espectacular ser humano, te quiero mucho; a Ana, Socorrito, Gloria, Leonilda, Nubia, Claudia, Estefanía, las Alexandras, Mary, Janeth, y Sandra, por siempre estar, sobre todo cuando más he necesitado de un hombro en el cual apoyarme, un oído que me escuche, una palabra de aliento en los momentos difíciles, e incluso unas mujeres que se han preocupado por mi en mis días más duros: aunque esté muy perdida, el cariño sigue intacto; A Sarita, Thaniut y Adri, mis mejores amigas, incondicionales aunque estemos muy lejos, que siempre me dan ánimo, honestas, leales y amorosas, las adoro con todo mi corazón; también a Ori, Karen y José por todos los años de amistad que tenemos y seguimos los siendo los mismos de siempre y a Don Álvaro por siempre tener una palabra amable, una aromática y unos chocolates.
A mí Irene preciosa por la paciencia, por darme un espacio seguro donde escribir (aunque mi producción no haya sido muy amplia este año), por su apoyo y su cariño, así como a Fer, ambas increíbles seres humanos e igual de increíbles a la hora de escribir y a toda la gente de sinfonía que para mí es un honor compartir letras con ustedes en ese blog maravilloso, igual a Lya, a la gente de Caostalgia y a Baúl de frases, escribir me ayudó a tramitar el dolor que sentía, escribir me ayudó a entenderme, y cuando la gente se identificó con lo que escribía, me ayudó a saber que no era incorrecta, y que no estaba sola, escribir me ha salvado y es algo que pretendo seguir haciendo en 2024.
A mí ex psicólogo Omar, mi linterna como yo cariñosamente lo he llamado siempre, su escucha, su cariño, su calidez humana, sus abrazos y sus inyecciones de autoestima fueron las que hicieron posible que el primer trimestre de este año fuera mi último en terapia y que hoy esté más feliz de lo que haya estado en muchísimo tiempo, y aunque tenga cosas por resolver, encontré la fuerza para hacerlo por mi misma, gracias a usted, nunca me cansaré de pensar que mi padre me envió figuras paternas con lo que me faltó recibir de el y usted es una de esas personas, lo quiero muchísimo.
A mí grupito literario, gracias por nuestro espacio cada 15 días dejándome ser, en el que hemos compartido meriendas, fiestas de cumpleaños, textos de cada uno, textos de autores, tertulia literaria, chismes, risas y un espacio que me ha demostrado que las letras nos transforman, las letras nos hacen descubrirnos, las letras nos permiten soñar y crear, las letras sacan lo que está atrapado en el pecho, son mi familia mujeres hermosas, pero sobretodo gracias a Cristian que aunque su modestia y su seriedad seguro lo negarán, transformó mi vida para siempre con sus palabras, eterna gratitud y cariño infinito a un ser humano muy especial a quien tengo que agradecerle permitirme conocer la cuenteria, algo de lo que no tenía ni idea hasta hace dos años.
A Vivapalabra, que no es solo un lugar para mi, se convirtieron en mi segunda casa, y lo dice el tiempo que pasó allí, transformaron mi realidad, terminaron de sanarme, me permitieron ser yo, le dieron un nuevo sentido a mi vida, me dejaron entrar a su mundo y soñar, y por eso estoy infinitamente agradecida, y aquí tocan agradecimientos más individuales: a los abuelos de canas al cuento: Henel al que quiero muchísimo, Ofelia, Martica, Edgar, Piedad, Cruz, Sixto, Arnulfo, a todos los abuelos y por supuesto a Vicky, por permitirme estar en un espacio que me ha dado mucha felicidad y en el que me acogieron como una nieta adoptiva; al grupo base: Corderito, German, Cuacua 1 y 2, a Fabiolita y sus buñuelos, Francelid, Sorcelina, Doña Sor, Felipe, Eduardo, Rochi y Rosita por caminar juntos este camino, he aprendido muchísimo y los martes son días divertidos gracias a ustedes; a los 30 compañeros de curso con los que inicié esta aventura llamada cuenteria, especialmente a Abby por su dulzura, a María José por su buena vibra, a Shisell por su ternura, a Lineth por su cariño, a Pacho, Sebastián y Alexis por su buena energía, a German con quien he compartido tantos escenarios, a Iván y a Hernán por su serenidad, a Juan David por su humor, a Valeria por su terror, a Adri por demostrarnos todo lo que tiene y su risa contagiosa, y a Manuela y María Ángel por su espíritu libre, han sido un grupo maravilloso, aún los que nos han dejado (Manu, Azul, Cristian, Juan, Catica, Alexis, Natalia y Aitana…) y a los que se les quiere, extraña y recuerda mucho; a los profes: Patri, Luzma, Ana, Paul, Yovanny, Diego, Marta, Hernán y Jota por todo lo que aprendimos este año, también a los chicos de cuarto a los que aprecio mucho: Brayan, Santiago, Natalia, son super talentosos, pero sobre todo Paula que compartimos el escenario varias veces, una maravillosa compañera con la que vivi experiencias inolvidables, gracias también a todos los chicos del cuentacho en la UNAL por acogerme las dos veces que los visité este año, a Paulita, Vale, Santiago, Joan Sebastian y a todos, para ellos, mi cariño y agradecimiento.
A Karlita, a quien quiero un montón por su cariño, por su manera especial de ser, por sus consejos y palabras, y por regalarme una de las experiencias más lindas que tuve este año con jóvenes migrantes, gracias por la confianza, por los consejos y por el amor; a Mauricio por permitirme contar a su lado, y aprender de su experiencia, de su estilo, de su forma única de contar, gracias infinitas porque fue un momento maravilloso, eres un ser sensible e increíble, te quiero mucho; a Paul, gracias por todo lo que nos enseña, por su creatividad y por permitirme ser su telonera; agradecida con todos los maravillosos cuenteros que conocí este año (es muy difícil enumerarlos pero haré mi mejor esfuerzo): Ana Wonka, Sandro Burgos, Esneider, Lagartijo, Tutucán, Evaristo, Leonardo Muñoz, Martha Escudero, Itziar Recalde, Juan Ramón Hoyos, Liz Quiroga, Michelle Gaspar, Laura Ferreira, Juan Pablo Rivera, Aldo Mendez, Wilmar Tovar, Pedro Mario, Maite, Juan Ruiz, Alexis Saldarriaga, Michelle Gaspar, Bencho Montoya, Darwin Caballero, Juan Sebastián Monsalve, Camilo Cano, Clara Cuesta, Isabel Restrepo, Ana Arango, Alejo, Macra, Kyria, Iván a quien me gusta llamar el caraqueño, Edwin el lobito, Doña Josefina y Doña Gloria, Mariela Cabrejos, a mí queridísima y talentosisima Adriana Roa, a todos ustedes gracias, por que aprendí mucho de verlos, de escucharlos, de pasar tiempo con ustedes, de las veces que fui jefa de camerino o fotógrafa. Estoy segura que en la lista me faltan pero gracias a todos y cada uno por permitirme capturar su magia para la cámara y para mí, espero que un poquito también, hay mil cosas que me gustaría decirles pero no quiero que está carta se haga muy larga, pero infinitas gracias. Y un agradecimiento especial al ayudante pequeñín, a Rafita, ese nene precioso que me recordó mi amor por los niños y al que lo extrañamos ya un montón y a Verónica, compañera infaltable de difusión, te quiero mucho.
A Álvaro Gasca, a su esposa Maryuri, a su nieta Deusa, toda una rockstar, una increíble fotógrafa, y una maravilla para conversar; a Carolina, a toda la gente de Casateatro y a todos los que nos recibieron en diferentes puntos de Neiva con tanto cariño y amor, gracias por permitirme compartir mis cuentos en nuevos lugares y permitirme conocer un pedacito de Colombia, gracias por dejarme llenarme de su calor, y probar sus delicias, y respirar su aire y conocer sus paisajes, también a Marco Duran de quién aprendí mucho del arte de contar a los niños en nuestra estadía en Neiva, yo soy muy callada en mi vida común pero que buena energía, que abierto y chévere eres, gracias también a Gaby y a la Fundación Mi Sangre, y por supuesto a María Del Mar y a la gente del Pablo Tobón por darme dos lindas experiencias de cuenteria este año.
Y quiero cerrar agradeciendo especialmente a los autores intelectuales de mi transformación este año, Patri por sus locuras, su mágico talento, sus enseñanzas, sus locuras (no, no es un error de tipografía, esa es Patri) su cariño y por su humor, la quiero mucho; a Luzma, por su escucha, sus consejos, su sabiduría, su cariño y su forma de ser, gracias por todo, es una mujer maravillosa, sabía, inteligente, capaz, trabajadora, fuerte y valiente, la quiero un montón.
Y a Jotica, un hombre mágico, su talento en el escenario es proporcionalmente equivalente a su gran corazón, Dios me dió la increíble fortuna de conocerlo, de admirar su talento como cuentero, de recibir sus lecciones como profesor, y sus órdenes como director y jefe, gracias por todas las enseñanzas, todos los consejos, por creer en mi, por acogerme en su casita y permitirme soñar tanto, para mí es la segunda figura paterna que mi papá envió en su reemplazo, de eso no me queda ninguna duda, lo quiero muchísimo y le estoy eternamente agradecida por transformar mi vida.
Y gracias a ustedes los que me leen, los que apoyan las locuras que se le ocurren a mi mente, los que ven mis videos, los que me dan ánimos, me motivan, me acompañan siempre en este viaje loco que comenzó como algo que solo leería mi mamá, y tres tías que me quieren mucho, gracias por hacer crecer este sueño tanto y regalarme el año más leído en mi blog, espero que mi loca vida les sea de su agrado y disfrute, como diría mi expsicólogo «y pensar que todo comenzó con un blogcito», y es así, el blogcito como cariñosamente le llamaba, ahora son miles de ustedes, a los que les estoy agradecida de todo corazón, en este año me tuvieron mucha paciencia mientras me transformaba y me adaptaba a mi nueva realidad, mientras aprendía, viajaba, soñaba, crecía, estudiaba, mientras transformaba la palabra escrita en palabra hablada… y tengo planes para 2024, pero son bastante básicos, como lo fueron en 2022 y 2023, porque durante esos años, especialmente este que termina, la vida me sorprendió de maneras que no creí posibles, es más, siento que en el último año vivi como 5 años maravillosos condensados en uno solo, y solo me imaginé dos o tres cosas de las que pasaron, sin embargo, y aunque no quiero abusar de la expectativa, espero que el año que viene siga contando con su compañía, con su lectura y su amor, que la cuenteria siga dándome alegrías, que se que ocurrirán solo de compartir mis historias, y que sea un año tan mágico como este. Gracias por todo. -
Fortalecillas es la capital mundial del bizcocho de achira, y conocerla fue toda una experiencia.
En nuestra visita a Neiva nos invitaron a un colegio allí, y debo decir que aunque es un corregimiento de Neiva, era bastante lejos, aunque a mí me encantó el viaje, yo soy de esas viajeras que les gusta mucho la ventana precisamente para chismear los paisajes.
Cuando llegamos el director del colegio estaba tan feliz y emocionado como sonaba por teléfono y nos llevó a una sala directamente a comer, y es que el hombre nos había preparado un desayuno como estrellas de rock, que digo desayuno, si bien era la hora del desayuno eso era un almuerzo: sancocho con carne, huevos revueltos, arroz, tajadas, tostadas, bizcochos de todo tipo incluyendo el de achira y tres paquetes de bizcochos de achira para cada uno, todo acompañado de chocolate caliente.
Creo que nunca había comido tanto en mi vida, la comida estaba deliciosa y gracias a Dios el acto protocolario duró lo suficiente para no salir sin digerir la comida.
Pero fuera de broma, fue muy bonito que nos recibieran con tanto amor, y lo más bonito fue ver en una de las puertas del colegio un cartel invitándolos a participar en el primer festival de narración oral y cuenteria del colegio, yo ya había visto la emoción del director cuando llegamos, pero además ver qué estan un espacio para que los jóvenes puedan contar más adelante me emociona y ya les digo porqué.
Fortalecillas no fue el único corregimiento que visitamos, también estuvimos en guacirco, en el Caguán y uno de los más impresionantes, en Vegalarga, muy seguramente haré una publicación para cada uno, pero es increíble como hasta en el lugar más apartado habían niños migrantes, es más, en el lugar más apartado lo más impresionante es que hubiese gente, me pregunté mucho como llegan los insumos a un terreno tan difícil, en una vía tan angosta, y considero que el hecho de que a esos lugares llegue arte es una completa bendición.
El arte cambió mi vida, no solo este año, aunque es el cambio más notorio, pero el arte tiene el don de sanar, de permitir expresar, de hacerte soñar, y lo se porque esa niña soñadora que fui, como ellos, fue la mujer que les llevó esas historias tan hermosas.
Rezo por un 2024 más mágicas historias y más ojos y oídos queriendo escucharlas, por más gente que vaya a ver arte y más gente haciéndolo, por más gente transformando su vida cortesía del arte. -
Cuando estaba pequeña, mi mamá siempre me compraba un lindo vestido de navidad, y creo que de allí hasta hoy no ha habido una navidad en la que no me arregle para 24 y 31.
Especialmente durante mi tiempo en Venezuela, aunque todo el mundo ponía su arbolito, sus adornos, sus lucecitas, víspera de navidad y año nuevo la pasábamos en casa de mi tía Ana.
Y aunque la tía Ana es obsesionada con sus decoraciones y nos sacaba de la sala, para que no le dañaramos los adornos y del cuarto porque no nos quería encerrados, sino socializando, las navidades en su casa eran muy divertidas,.
La música estaba a tope desde que llegábamos a las 7, nos reuníamos todos los que vivíamos en Maracaibo allí, y mientras los adolescentes comíamos papitas y Pepitos (muy parecidos a los Cheetos) con Coca-Cola, los adultos tomaban whisky o ron con Coca-Cola y bailaban con gaitas o temas viejos, ya a final de la noche ocurría una disputa brutal por la Coca-cola que casi siempre terminaban ganando los adultos.
La comida se servía a la media noche no sin antes intercambiar regalos, y como en mi casa éramos fancy, la gente le regalaba a todo el mundo, cosas sencillas, eso sí, pero posabamos para las fotos con cara de asombro y como buen chalequeo venezolano decíamos «no lo puedo creer, esto era lo que estaba esperando», aunque no era así, pero si les soy sincera, yo recibi muchas cosas chéveres, sobre todo ropa que aún sigo usando (ventajas de mantenerse en línea)
En algunas navidades hubo torta para mi primo que le decimos que es el «Jesús» de la familia porque nació el 25 de diciembre, pero algunas otras no porque antes de la media noche se iba con alguna amistad a celebrar su cumpleaños.
Y ahora sí, a cenar, una buena y tradicional cena de navidad venezolana: ensalada de gallina, pan de jamón que es una tradición venezolana navideña hecho con jamón, pasas, aceitunas y queso crema, pernil, la infaltable hallaca, ponche crema, y hasta pasticho, porque no olvidemos que era una casa maracucha, el pasticho es una versión venezolana de la lasagna (y Maracaibo que tiene italianos hasta debajo de las piedras tiene mucha tradición italiana).
Al quedar repletos se bailaba un poquito más, se tomaban fotos, se sentaban a conversar y poco a poco la casa se iba desocupando hasta las 2 o 3 de la mañana, mis primos y yo siempre nos quedabamos en alguna de las casas a hacer pijamada, a ver tele, chismear en el computador, oir música, jugar videojuegos y al dia siguiente que la familia se volvía a reunir para comer calentao’ nos llevaban al cine y el mismo procedimiento pero sin regalo y con uvas y más eufórico se repetía el 31, incluso cuando crecimos y nos tomábamos una botella de vodka entre todos los primos.
Hoy la navidad somos dos, y organizamos todo como si siguieramos siendo las 20 personas que nos reuníamos en esa casa a celebrar navidad, nos arreglamos, nos vestimos y hacemos ponche crema y hallacas, y estoy segura que en toda mesa venezolana en estas fechas hay nostalgia y mantener las tradiciones es una forma de mantener vivo ese espíritu, el espíritu navideño de 20 personas en una mesa. -
Creo que de la zapatería hay tantas anécdotas que es increíble pensar que solo trabaje 3 meses ahí.
Mis turnos variaban entre dos centros comerciales de la ciudad bastante grandes, me enviaban a la tienda a la que más me necesitaran. Un día me tocó en la tienda de la zona rosa, y acababa de llegar una caja con unas botas, atípico porque en la tienda siempre llegaban cajas grandes llenas de mercancía, pero esta era una caja pequeña, envuelta en un plástico y con una carta.
Mi compañera la abrió y leyó, yo noté enseguida que se puso tensa pero no entendía muy bien la razón, me pasó la carta, enviaban unos zapatos nuevos a una clienta, parecía algo muy bueno, hasta que ella me explicó con detalle la historia.
La mujer había comprado unas hermosísimas botas altas para viajar a Bogotá, pero lastimosamente habían salido con un defecto imperdonable, una tacha completamente afuera dentro de la planta del zapato, no era la primera vez, gracias a Dios nadie había quedado como Jesucristo porque todo el mundo había tenido la precaución de meter la mano antes de meter el pie y sentían la punta del «clavo».
El asunto es que la mujer se había dado cuenta en su casa, entonces tuvo que hacer reclamo y la tienda, como no tenía muchas sucursales en Medellín los envió de regreso a Bogotá para repararlos, hasta ahí un procedimiento típico en una tienda.
El problema real era que los zapatos se perdieron de camino a Bogotá, nunca se supo lo que pasó con ellos, el hecho es que habian pasado tres meses en los que la dueña de las botas no sabía nada, y esa mañana llegaron los zapatos con una carta de disculpas y con una nota adicional para las víctimas, nosotras, las empleadas de la tienda pidiéndonos que llamáramos a la señora.
Mi compañera estaba asustada, decía que la señora cada vez que llamaba a preguntar por sus zapatos estaba iracunda, y con toda razón, pero estaba aterrada de ser gritada de nuevo, entonces, yo le dije que yo era capaz de llamarla, apelando a mi capacidad de calmar a la gente.
Pero me sobre estimé, cuando llamé y le informé que los zapatos estaban en la tienda, nada más supo de donde la llamaban, comenzó a alterarse, le expliqué que los zapatos ya estaban en la tienda y que podía ir por ellos, ahí comenzó la ira de verdad, dijo que era el colmo que tuviera que ir por esos… asquerosos zapatos, que ella no tenía porqué ir, que le había hablado mal a todos sus conocidos de la tienda, que iba poner una denuncia a la superintendencia, y el tono iba escalando y escalando, mientras yo del otro lado parecía un jardín zen pero con el auricular como a dos metros de distancia, yo le repetí que los zapatos estaban allí y que la empresa sentía las molestias y escuché como me colgó, mientras mi compañera me miraba aterrada y me decía «te lo dije».
La gente no tiene ni idea de lo difícil que es el servicio al cliente, por eso, cuando tengo en frente a un empleado muy educado y está tratando de solventar una situación, recuerdo siempre que yo estuve en ese lugar y recibí toda clase de improperios, que la empresa siempre dice que eres parte de la empresa pero cuando cometen un error, a la hora de los gritos y las groserías, a la gente y a la misma empresa se le olvida que es quien da la cara, el empleado el que tiene que mantener la paciencia, y no niego que hay empleados groseros, pero en general es más lo que se tiene que soportar del cliente de lo que la gente piensa, por eso y aunque la empresa diga «somos uno solo» la mayoría de los empleados termina diciendo: «señora yo solo atiendo aquí, no es mi culpa».
Con las botas nunca supe lo que pasó, mi siguiente turno en esa tienda ya no estaban, la tienda, para alivio de los que me lean en Medellín, ya no tiene sucursales en la ciudad, y yo, pues me gradué de trucos con zapatos, de respuestas educadas y de paciencia, de mucha paciencia en esa tienda. -
Cuando tenía 8 años, mi profesora de música pasó por los salones buscando niñas para la obra de Navidad.
De mi salón la profe guía, la profe Ángela, que como su nombre lo dice, era todo un ángel, nos propuso a varias, eso sí, tendríamos que perder horas de clase para ensayar en el teatro, pues la obra de Navidad era el magno evento del colegio, invitaban a cada padre de familia, y aunque la entrada era paga, el teatro se llenaba completamente así que todo debía salir impecable.
Así comenzaron los largos ensayos, yo no entendía en ese momento porqué veíamos todas las escenas, pero lo hacíamos (ahora es cuando lo comprendo) mi escena no era difícil, era una pastorcita de Belén, y dormía sobre paja y de repente una luz iluminaba y llegaba un Ángel, que me decía «despierta, despierta, ha nacido un niño en Belén y es el Salvador, debes ir a verlo, sigue la estrella» y yo reaccionaba confundida y emocionada y me levantaba con mi Callao para ir a buscarlo. Ensayamos arduamente, si mal no recuerdo dos horas cada dia, la profe corregía cosas, elegía vestuario, sobre todo para las más pequeñas, y además definía donde debíamos ponernos en la estampa final, mientras tanto yo llegaba a mi casa contando todo lo que pasaba en la obra, y me desatrasaba de las clases, era tanta mi emoción que mi hermano terminó escribiendo una canción sobre mi personaje que al final cantamos en nuestro concierto familiar anual.
El gran día llegó y mi escena se llevó a cabo: yo dormida sobre la paja, me despertaba el ángel en lo alto (sobre un taburete forrado en paja) dijo su discurso y yo me levanté con mis ovejitas y mi Callao camino a Belén, luego caía un telón mientras se levantaba uno un poco más cercano al público con la siguiente escena, los reyes magos siguiendo la estrella, fuimos a los lados y esperamos pacientemente el nacimiento del niño, para el que invitaron a una pareja a hacer de María y José con un bebé real, rosadito, gordito y cachetón, una hermosura de bebé.
Esa fue mi primera experiencia en las tablas, las obras del colegio eran monumentales como su teatro, y la verdad es que no sé cómo fue que pasé tantos años alejada de ese mundo después de eso, si me lo disfruté tanto, quizás siempre fui una chica tan de números que no pensaba posible verme como actriz, además porque para mí la música siempre fue mi mayor pasión, así que en el arte solo podía verme en algo que tuviera que ver con música, anoche (iba a subirlo ayer, pero en casa no había internet) cerramos tres noches maravillosas con una obra muy linda y divertida llamada «El Fuego Eterno de la Luz Perpetua o el día en que Tutaina, Anton Tiruriruriru, Nanita Nana y Natilla se fueron a recorrer» y la verdad, es que no fue hasta que estuvimos en escena, que nuevamente recordé esas memorias en mi primera obra de Navidad, y las luces, y el vestuario e incluso hasta el sueño de mi personaje. Fueron noches tan mágicas, y el calor del público, sus aplausos, sus felicitaciones al final, me recordaron que quizás desde chiquita me gustaba todas estas cosas, que quizás esto era lo mío pero me lo negué mucho.
Creo que lo he dicho incontables veces en este blog, pero llegar a la cuenteria fue mágico para mí, y aunque el año siempre lo cierro con una publicación específica para agradecer, creo que vale la pena agradecerle en este también, a la gente que hizo posible que yo llegara a este mágico mundo de la cuenteria y el teatro, a Cristian por hablarme de VIVAPALABRA ese lugar maravilloso que transformó mi vida; a mi expsicólogo Omar que me impulsó, sobre todo cuando yo dudaba de mi; a Patri por ponerme en un papel tan bonito en esta hermosa obra, a Luzma por todo el cariño y la confianza, pero sobre todo a Jotica, que cambió mi vida para siempre, me ha enseñado un montón y al que quiero, admiro y respeto muchísimo.
Quizás estas noches, los que vinieron no vieron a la mujer hecha y derecha que soy, sino más bien a la niña que un día fue pastorcita y lo disfrutó tanto. -
Un dia, de esos que seguía en cama, muy angustiada y con mucho dolor de pecho me llamó una conocida, la mujer en cuestión a los gritos (que no es que los recomiende les digo de antemano), quería que resolviera algo para lo que yo no tenía paciencia, cabeza, ni salud, yo le dije que el COVID me había dejado convaleciente y que resolviera ella, a esa mujer no le gustó nada mi respuesta y me habló superfeo, injustificadamente al principio, pero luego dijo que si yo pensaba dejarme morir, que lo mío era un drama, que estaba boba y un montón de cosas más, cuando colgué el teléfono estaba muy enojada ¿Cómo era posible que dijera eso? ¡Jamás en la vida me ha gustado la victimizacion! Sin embargo, sus palabras me motivaron a demostrarle que no era dramática, ni boba, ni parasuicida, ni víctima, y así me dispuse a hacer ejercicios para recuperar mi olfato, y otros para recuperar mi capacidad respiratoria, a ponerme al sol, cambiar mis hábitos alimenticios, ir al médico, a trabajar en mi, no por ella, ni por sus gritos, aunque si confieso que en primer momento lo que me motivó fue, y lo dirían muy decentemente en Venezuela «taparle la jeta».
Busqué videos en internet y poco a poco comencé a recuperar el olfato producto de ponerme en la nariz todos los alimentos que comía, me tomó muchos meses recuperarlo bien, pero lo logré, comencé a meditar y a veces, lloraba en medio de mis meditaciones porque sentía mi cuerpo temblar, me acostumbré a unas afirmaciones diarias, más que como un trabajo espiritual, era mas un trabajo de adoctrinar a mi cerebro, me puse al sol diario, compré cúrcuma y aguacate y comencé a consumir alimentos antiinflamatorios, esas cosas que aprendí de mi papá y de mi tiempo fitness y así hice miles de cosas.
Un año y medio después seguía medio chueca, como me gustaba decir, pero estaba muy estable emocional, mental y físicamente, incluso de salud, cuando los primeros meses no podía tocar la guitarra bien y me obligué para no quedarme en ese abismo.
Hoy, me doy cuenta que no fueron las llamadas, fue la decisión, porque la única que podía decidir cambiar mi vida era yo, quizás a veces esperamos a que alguien nos salve y este mundo es cruel pero también nos enseña, nos enseña a ser adultos y a hacernos cargo de nosotros mismos, a darnos el amor y el cuidado que muchas veces esperamos que venga de afuera.
Más adelante llegué a Vivapalabra, aún muy nerviosa de salir a la calle, comencé a soltarme, y a mejorar mucho de los síntomas que quedaban producto de la magia de la cuenteria, use medicación por un tiempo, porque acepté que habían síntomas que no podía desaparecer solo con mi esfuerzo, así como acepté más tarde le di alta de mi psicólogo, me dediqué a la cuenteria y hoy mi vida es otra lo que me ayudó a darme cuenta que la vida no siempre se queda en lo oscuro y para poder ver el sol, hay que ver la oscuridad, de hecho, el sol no brillaría si la oscuridad no existiera ¿No? -
La gente de este blog me ha leído mientras estuve en lo que yo consideré lo peor de la vida: la muerte de mi papá y la crisis de ansiedad después del COVID.
Y la segunda me revolcó más que la primera, quizás porque en parte reviví cosas de la muerte de mi padre, porque, precisamente, mi papá murió de un paro cardio respiratorio como tanta gente en la pandemia, así que cuando me contagié, se exacerbó el miedo que sentí durante toda la pandemia de una muerte asi.
La penúltima vez que estuve en el médico por la única secuela que aún me queda, me dijo que muy seguramente tuve una descompensación de vitaminas, d, b y c, fue un covid medianamente leve, con mucho malestar y desgano pero gracias a Dios sin hospitalización, y aunque la pandemia ya había deteriorado mi ánimo y mi tranquilidad, estar contagiada fué la gota que rebasó el vaso, sin embargo, se que tengo que considerarme afortunada, porque no estuve hospitalizada, ni grave, a pesar de que mi alimentación no era la mejor y mi estrés y mis nervios estaban al tope.
En toda mi vida no me habia sentido tan asustada como estando aislada, sola, en cama, y aunque dos años y medio atrás había fallecido mi papá y me había hecho reflexionar mucho sobre la muerte, verme en esa situación me confrontó con la muerte propia, una idea que no me es nada llamativa.
Cuando superé mi cuarentena yo seguia sintiéndome mal, estaba asustada, habia tenido amigas con tanque de oxígeno y a mi me dolía respirar, nadie me había realizado un chequeo médico, solo llamaban a hacerme unas preguntas que en medio de mi nerviosismo no me parecían suficientes.
No dormía, y las noches las pasaba en vela, pensando que si me pasaba algo nadie me podría ayudar pues afuera todo estaba en aislamiento, con síntomas raros por los que terminaba llamando al 123: temblor en el brazo y hormigueo en la cabeza, mareos constantes, en la llamada intentaban calmarme, decirme que estaba bien, pero no habia razonamiento que pudiera contra lo que yo sentía; no podía llorar, comer no me llamaba la atención porque no sabia a nada, sentía dificultad para respirar, en especial si respiraba hondo, una punzada en el pecho…
Hasta que los síntomas fueron escalando en muy pocos días, el día 20 de mi cuarentena sentí como si me jalaran del pecho el corazón, traté de recostarme boca abajo y no funcionó, puse mi cabeza contra el vidrio de mi ventana y nada, enseguida empecé a pensar que era un infarto, marqué al 123 de nuevo pero no era capaz de oprimir el botón de llamada, lo que si hice fué llamar a gritos a mi mamá en la cocina, me senté en el patio de la casa en dónde me dió el sereno de la noche y deseando que nada de esto estuviese pasando, mi corazón fué desacelerandose.
Esa fue la primera crisis de pánico de muchas que tuve, aunque en ese momento no sabía que lo eran, incluso cuando logré reunir el valor para salir a la calle sola tuve dos, por ello decidí buscar compañía a la hora de salir porque me daba miedo tener un desmayo por allí.
La doctora de mi chequeo teléfonico dijo que no me preocupara que era ansiedad, lo mismo me decían en el 123, me lo decían los amigos médicos de mis amigas, pero nadie sabe explicarle a alguien con una crisis de ansiedad lo que es, y aunque se lo expliquen no es fácil entender que tú cuerpo está bien cuando las sensaciones que tienes están gritando otra cosa, cuando por fin pude ver a un médico presencialmente luego de hacerme los chequeos básicos dijo: «te mandaré exámenes de sangre pero yo creo que es ansiedad generalizada».
Pero no me culpen, es que recién recuperada llegó la neuritis intercostal, el olfato distorsionado, un desaliento terrible, yo no sabía lo que era, ni siquiera había escuchado jamás el término neuritis, para mí yo estaba dañada por el contagio, después de medio recuperar las fuerzas, atormenté a todas mis amigas con las crisis de nervios, pero es que luego de haber leído tanto, lo que veía era la muerte a la vuelta de la esquina.
Fueron dos regaños los que me sacaron del terror.
El primero llegó de una llamada que yo hice, la primera semana que ya estaba supuestamente libre del virus me la pasé acostada, con mucha opresión de pecho, debilidad, palidez y dolor en el costado, yo decía que había algo malo en mi pulmón y nadie me sacaba de esa idea, las amigas intentaban calmarme y a veces era para peor, yo me sentía incomprendida, sentía que no me tomaban en serio «¡Claro, como no es a ellas a las que le duele!» Llamé nuevamente a emergencias, sobre todo en las crisis de pánico horribles, esas que solamente hasta que experimentas una entiendes lo que son, y es que literalmente sientes los síntomas de un infarto, de hecho, por eso llamé a emergencias, sentí unas palpitaciones terribles que parecía que el corazón iba a saltar afuera de mi pecho, una de esas veces rompí en llanto con la doctora en la línea, ella dijo que mi química cerebral seguro estaba desalineada producto del COVID, me regañó y me dijo que estaba viva, que que hacía llorando en mi cama, que mejor escribiera lo mal que me sentía para que sacara esos pensamientos de mi cabeza, que debía salir a la calle y que aprovechará para ir al médico… y muy posiblemente al psiquiatra.
Escribir fue el primer paso, me desahogué un par de veces en el blog, pero los pensamientos más aterradores, los que me daba miedo decirle a alguien, para no darles poder están guardados en el bloc de notas del teléfono como un recordatorio de lo que han Sido los peores días de mi vida, luego fui al médico y fue cuando más de una vez recibí el diagnóstico de la ansiedad pero no una cita con el psiquiatra, sino la recomendación de volver con mi psicólogo.
Pero aún no terminaba de recuperarme, un día después de visitar al médico ya había entrado en crisis nerviosa, sobre todo por las sensaciones fisicas y entonces llegó una llamada de una conocida que me haría retomar mi vida…
(Pero que les contaré en el blog de mañana porque les debo uno) -
¡Ahhh la navidad! Me encanta la navidad desde que era niña, mi hermano y yo montabamos severos conciertos de navidad y yo hacía entradas sin las que los invitados (mis papás) podían entrar a la sala.
Pasábamos semanas ensayando el repertorio de villancicos, el con guitarra, yo con flauta, los dos cantando, y preperabamos canciones escritas por mi hermano, era una época muy feliz, y no me quejo, la navidad para mí siempre ha sido un tiempo feliz, más allá de las circunstancias.
Y es tan cierto eso que incluso 3 meses después de la muerte de mi papá el mismísimo día de la navidad decidí montar la navidad y darle mi mejor cara.
Y ni hablar de las navidades en Venezuela, creo que fue allá donde aprendí a amar más la navidad, las reuniones están llenas de hallacas, pernil, ensalada de gallina, pan de jamón, ron con coca cola y gaitas, sobre todo muchas gaitas, la familia reunida, y eso sí que lo extraño, así como extraño las navidades con mi sobrinito que le encantaba la música y bailar y prender velas y velas hasta que se acabaran las velas o se le acabara a el la batería, más fácil lo primero que lo segundo.
Hoy es noche de velitas, y prendo una velita por todas esas navidades, otra por este año que me cambió la vida, brindo por los amigos, las nuevas personas en mi vida, los nuevos objetivos, y todas esas cosas que llenan mi corazón, pero sobre todo agradezco otra navidad más viva, y otra teniendo a mi familia, así este muy lejos. -
En el 2018 conocí a unas muy buenas amigas.
Y les soy sincera, estaba emocionada, porque desde que volví a Medellín no había podido hacer amistades de mi edad, además personas de carne y hueso, porque ser migrante implica por lo general, que tus conocidos amigos y familiares se convierten en una videollamada por celular o un chat de WhatsApp.
Entonces, abrimos un grupo las 3 de WhatsApp, valga la ironía, donde chismoseabamos cuando no nos veíamos y recuerdo que lo primero que escribieron fue: «Pobrecita Lore con dos amigas con TLP» «ay si, pobrecita».
La verdad yo no entendía porque lo decían, yo tenía claro que TLP era transtorno límite de la personalidad, pero sentía que juzgar a alguien por un transtorno era muy prejuicioso, aunque vale aclarar que aunque conocía de transtornos, tenía experiencia de primera mano con la ansiedad, y sabía de otros, no había visto nunca un transtorno menormente conocido en acción.
Las cosas en la amistad iban muy bien hasta que una de ellas, la que se oponía completamente a su diagnóstico y a la medicación, propuso una conversación feminista, y como existen tantos tipos de feminismos, creo que tantos como mujeres, pues ella estaba decidida por el radical y mi postura siempre ha sido más moderada, eso no debería ser problema en una conversación civilizada.
Pero fue entonces que conocí las implicaciones de ser «borderline», como lo decían ellas, su cambio de temperamento fue brutal y agresivo, nos insulto de una manera que parecía odiarnos y yo, que siempre opto por ser pacífica sentía que estaba en la mitad de una guerra mundial poniendo una bandera blanca.
Mi otra amiga, que si llevaba tratamiento y terapia, dijo que ella no pensaba hablarle más, y que yo debía hacer lo mismo antes de que conociera su cara más horrible.
Y es que a partir de esa pelea, comencé a tenerle miedo, un día parecía que fuera su mejor amiga y al siguiente actuaba como si me odiara, llegó al punto en que decía que envidiaba mi forma de escribir y que por eso no me podía leer y cualquier conversación se tornaba agresiva para luego llegar a la semana de no hablarme con una actitud super tierna.
Fue ahí cuando empecé a leer sobre el transtorno, porque comencé a tenerle miedo, y cada vez que lo sentía me acordaba de las palabras con las que habían inaugurado el grupo «pobrecita Lore, no sabe lo que son los border».
Y si, de hecho no lo sabía y con ellas aprendí mucho, y aunque la otra tenía ciertas conductas depresivas, descubrí que la medicación hacía un cambio brutal en la forma de actuar, que la otra era más controlada, más tranquila y que la que se rehusaba a las pastillas era más volátil, más impredecible, y para ser una mejor amiga leí mucho sobre el transtorno, y descubrí que es gente que tiene cambios de humor repentinos, conductas temerarias, que tienen miedo a la soledad pero les encanta alejar a la gente de su alrededor con insultos y humillaciones, que tienen conductas autolesivas y no faltó la vez que tuve que leer sobre suicidio porque estaba entre sus planes y yo quería ser el mejor apoyo posible, también entendí que el transtorno tenía mucho que ver con haber tenido una infancia violenta, una vida difícil, un abuso sexual, y ese conjunto de cosas afectaban su comportamiento y las entendía lo más que podía.
Pero el TLP es un transtorno muy desgastante para los que están alrededor de estas personas, sobre todo cuando no quieren ayuda y se hunden cada vez más sin que puedas hacer nada, a veces toleraba maltratos justificandolos a su transtorno, hasta que mi psicóloga en ese momento me dijo que el hecho de que yo las comprendiera no les daba permiso a maltratarme y no debía permitirlo.
Hoy ya no somos amigas, no se de sus vidas, la verdad es que sé que aunque su psiquis sea tan compleja son buenas personas en el fondo de todo, y lo más complicado de esto es que lo que más he aprendido de la psicología es, que para que tu vida se transforme, con transtorno o sin el, debe ser tu quien de el primer paso. -
En Neiva tuve una experiencia maravillosa, pero que además creo que nadie me creerá y quizás por eso no la había compartido.
El segundo día allí después de una presentación muy bonita en la mañana con la que inauguramos nuestras narraciones, en la noche nos reunimos en el bellísimo mirador que hay en Casateatro.
Estábamos sentados allí nuestro anfitrión, mi compañero y yo, ya eran más de las 8 de la noche, y era una luna muy especial, la luna del cazador que hubo en octubre, más brillante y más grande de lo normal, y a mi, todo lo que tenga que ver con la astrología y la astronomía me apasiona así que de los tres, la más ansiosa porque la luna terminará de subir y dejarse ver era yo.
Por eso, mientras nuestro anfitrión fue a alimentar a los perritos, mi compañero y yo comenzamos a ver la fenomenal luna que aparecía brillante en el cielo, a mi me recordó a esos tiempos en los que veía la luna en Maracaibo, porque no tengo una explicación para esto pero la luna llena en los sitios calurosos se ve naranja.
Y me dedique a tomar el ángulo más perfecto, y quedó una foto muy linda en dónde se ven los agujeros en la luna aunque no se ve tan definida como quisiera, pero yo seguía intentando una mejor toma, logré otras dos decentes y luego, dejé el celular en la mesita y me quedé mirando el cielo extasiada, y ví pasar una bellísima pero extraña luz verde, me volteé emocionada a chismosear y le dije a mi compañero: «viste es…» Pero el se había quedado dormido.
Estoy segura de que no fue una estrella fugaz, de pequeña ví una y su brillo es diferente, tampoco fue un dron porque no podría ir a semejante velocidad, pensé en la posibilidad de un meteorito, no lo se, lo que si se es que fue impresionante como el destello verde cruzó el cielo y despareció ante mis ojos.
Lo cierto es que de octubre hasta hoy no he podido darle explicación a ese fenómeno y no le conté a nadie hasta hoy para no ser tomada por loca, pero haya sido lo que haya sido yo pedí un deseo que creo que se está cumpliendo… -
En 2020 en medio de la pandemia hice mi segundo curso de fotografía, estaba súper obsesionada, bueno, en realidad como lo he estado toda la vida por la fotografía, pero a veces, en esa premura por ser útil que nos ha inculcado la sociedad, cuando tenía sesiones con el que para ese momento era mi psicólogo (que sabe bien que 2020 y 2021 fueron mis años más complejos) le decía que aunque disfrutaba mucho el curso, sentía que no me iba a servir para conseguir un trabajo por todos los obstáculos que les he contado antes en el blog (para resumirles a los nuevos: la apostilla de mi título de bachiller venezolano) y que por gustos me sentía feliz y complacida, pero en material para la hoja de vida estaba raspada. Él, siempre tan sabio y comprensivo, una de las dos figuras paternas que la vida me ha regalado después de la muerte de mi padre, me dijo, que al final del camino iba a ver que todo eso que movía mi corazón y que me gustaba aprender no formaban a una trabajadora, ni formaban a una empleada, formaban el ser humano que yo quería ser, y que esos pasos me iban a llevar a donde Dios quería que estuviese (esto sabiendo el que creo en Dios fervientemente) y me fui de la cita más tranquila.
Aún así, seguía sintiéndome igual con los más de 23 cursos que hice en pandemia (entre 2020 y 2021) para no desaprovechar el tiempo, y por lo menos usarlo en lo que me gustaba: oratoria, marketing digital, creación y producción de podcast, mi segundo diplomado en feminismo, historia del arte, emprendimiento social, diplomado en derechos de los migrantes en Colombia, mujeres en las TIC, estrategias de redes sociales, escritura creativa, mi segundo curso de guitarra, esta vez con Berkeley y pare usted de contar…
Sentía que eran muy chéveres los temas, que estaba muy contenta, que le puse mucha disposición y disciplina y se integraba con mi taller de literario y mi necesidad humana de querer aprender y saberlo todo, todo cosas que me gustaban da, todo cosas que no me darían de comer de la noche a la mañana y volvía la sensación de inutilidad y estar perdiendo el tiempo, un mar de pensamientos me decían que lo que más podía servirme en la hoja de vida era el marketing digital.
Un año después comencé a frecuentar VIVAPALABRA, la única escuela de cuenteria y oralidad en el país, no con la intención de estudiar, sino que me sentía feliz ahí y me gustaba mucho el grupo de los abuelos y lo que veía. Estaba por terminar mi curso de técnica vocal y seguía sin recibir ni una llamada útil para conseguir trabajo (dos o tres que terminaban mal luego de saber lo de la apostilla) pero yo seguía metiéndome en esas cosas que mi psicólogo insistía que eran lo que yo soy y llenaban mi corazón.
Mucha gente en mi familia decía que mi psicólogo estaba más loco que yo, pues sabía que estaba en crisis económica y me decía que lo mío era ser artista, la única que apoyaba a su hija era mi madre, y el, que me decía que si el arte movía mi corazón quizás era lo que le daba sentido a mi vida, la «pulsión» recuerdo que lo llamo en las primeras citas, decía que cuando hablaba de audiciones musicales y de libros y de esos cursos me brillaban los ojitos, como si eso fuera lo que más deseaba.
Y todo esto vino a mi mente este fin de semana, mientras tomaba una bellísima foto que compartí en mi cuenta de fotografía (@therealmisslorypics), quizás si, Dios me puso en los cursos que mi corazón anhelaba, haciendo lo que quería hacer mientras otros decían que no se sabía si el psicólogo o yo estábamos compitiendo en locura, quizás perfeccionar la forma de tomar fotos era algo que debía pasar para que yo pudiera tomar esa galería preciosa de fotos como tanto me gusta y mientras las tomo aprendo más y más, quizás todos los pasos que he dado en mi vida han sido calculados para que fuese lo que he estado destinada a hacer siempre, quizás no es coincidencia que técnica vocal y oratoria llegaran a mi primero que la cuenteria, nada es casual, porque por ejemplo yo no creo que conocer a Jota Villaza, a «Jotica», que fue el comienzo de un giro de 180 grados en mi vida, y a quien considero la segunda figura paterna que Dios me regaló fuera casualidad o coincidencia, menos con lo que me ha gustado contar cuentos por un año y medio cuando antes no tenía ni idea que hubiese gente que se dedicará a eso, quizás yo no, pero mi subconsciente a lo mejor si sabía lo que quería.
El martes pasado, luego de contar un cuento me encontré nuevamente en con mi psicólogo, me dió un abrazo y me dijo: «¿te acuerdas cuando me dijiste que querías hacer un «blogcito» y hasta donde has llegado?» Y a mí se me salio una lágrima de la felicidad, más cuando me dijo lo muy orgulloso que se sentía de mi y que hubiese logrado todo lo que he logrado con todo lo que había aprendido y pensé que no serviría para nada, porque como escuché hoy «lo que pasa, siempre, siempre, pero siempre, es lo mejor»
Aún así, seguía sintiéndome igual con los más de 23 cursos que hice en pandemia (entre 2020 y 2021) para no desaprovechar el tiempo, y por lo menos usarlo en lo que me gustaba: oratoria, marketing digital, creación y producción de podcast, mi segundo diplomado en feminismo, historia del arte, emprendimiento social, diplomado en derechos de los migrantes en Colombia, mujeres en las TIC, estrategias de redes sociales, escritura creativa, mi segundo curso de guitarra, esta vez con Berkeley y pare usted de contar…
Sentía que eran muy chéveres los temas, que estaba muy contenta, que le puse mucha disposición y disciplina y se integraba con mi taller de literario y mi necesidad humana de querer aprender y saberlo todo, todo cosas que me gustaba, todo cosas que no me darían de comer de la noche a la mañana y volvía la sensación de inutilidad y estar perdiendo el tiempo, un mar de pensamientos me decían que lo que más podía servirme en la hoja de vida era el marketing digital.
Un año después comencé a frecuentar VIVAPALABRA, la única escuela de cuenteria y oralidad en el país, no con la intención de estudiar, sino que me sentía feliz ahí y me gustaba mucho el grupo de los abuelos y lo que veía. Estaba por terminar mi curso de técnica vocal y seguía sin recibir ni una llamada útil para conseguir trabajo (dos o tres que terminaban mal luego de saber lo de la apostilla) pero yo seguía metiéndome en esas cosas que mi psicólogo insistía que eran lo que yo soy y llenaban mi corazón.
Mucha gente en mi familia decía que mi psicólogo estaba más loco que yo, pues sabía que estaba en crisis económica y me decía que lo mío era ser artista, la única que apoyaba a su hija era mi madre, y el, que me decía que si el arte movía mi corazón quizás era lo que le daba sentido a mi vida, la «pulsión» recuerdo que lo llamo en las primeras citas, decía que cuando hablaba de audiciones musicales y de libros y de esos cursos me brillaban los ojitos, como si eso fuera lo que más deseaba.
Y todo esto vino a mi mente este fin de semana, mientras tomaba una bellísima foto que compartí en mi cuenta de fotografía (@therealmisslorypics), quizás si, Dios me puso en los cursos que mi corazón anhelaba, haciendo lo que quería hacer mientras otros decían que no se sabía si el psicólogo o yo estábamos compitiendo en locura, quizás perfeccionar la forma de tomar fotos era algo que debía pasar para que yo pudiera tomar esa galería preciosa de fotos como tanto me gusta y mientras las tomo aprendo más y más, quizás todos los pasos que he dado en mi vida han sido calculados para que fuese lo que he estado destinada a hacer siempre, quizás no es coincidencia que técnica vocal y oratoria llegaran a mi primero que la cuenteria, nada es casual, porque por ejemplo yo no creo que conocer a Jota Villaza, a «Jotica», que fue el comienzo de un giro de 180 grados en mi vida, y a quien considero la segunda figura paterna que Dios me regaló fuera casualidad o coincidencia, menos con lo que me ha gustado contar cuentos por un año y medio cuando antes no tenía ni idea que hubiese gente que se dedicará a eso, quizás yo no, pero mi subconsciente a lo mejor si sabía lo que quería.
El martes pasado, luego de contar un cuento me encontré nuevamente en con mi psicólogo, me dió un abrazo y me dijo: «¿te acuerdas cuando me dijiste que querías hacer un «blogcito» y hasta donde has llegado?» Y a mí se me salio una lágrima de la felicidad, más cuando me dijo lo muy orgulloso que se sentía de mi y que hubiese logrado todo lo que he logrado con todo lo que había aprendido y pensé que no serviría para nada, porque como escuché hoy «lo que pasa, siempre, siempre, pero siempre, es lo mejor»
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He estado muy ocupada, muy atareada y muy estresada, una de las razones por las que tengo el blog tan atrasado es porque tengo el tubo madre de mi casa dañado y no he podido darle solución.
Y entonces he consultado con diversos compañeros y amigos sobre el problema, buscando un plomero no tan costoso, pero decente, y entonces me hicieron una pregunta que me dejó pensando: ¿Que había abajo? ¿A dónde va esa tubería?
Mi casa no es nada normal, es una casa antiquísima de más de 100 años que perteneció a la familia Bedout, los creadores de la primera imprenta en Colombia, y dicen que ellos eran judíos, y como otras casas que pertenecieron a judíos en el barrio Prado, tiene túneles por dentro, que salen de los cuartos al sótano, de los que les he hablado tanto, porque mi hermano aterraba a su banda musical con cuentos de terror.
Lo cierto es que ayer, entre las dudas que tenía de aquel tubo que proviene del sótano, que nunca he encontrado un acceso, ni por dónde sale, ni a dónde va, ni que es, ni absolutamente nada, entonces decidi inclinar el celular por ese pequeño hueco por dónde está el tubo con el flash par qtomar una foto y ¡Oh Sorpresa! Me encontré con algo que no esperaba.
En la foto ví el piso mojado, las paredes a medio revocar como muchas de las del sótano y una puertecilla.
Si amigos, una puertecilla, una de la que nadie en la casa tenía idea, es más, mi padre que era quien más le gustaba explorar los recovecos cuando hablábamos de aquella tubería, nunca mencionó nada de ese cuarto, no sabía cómo llegar a ella.
Lo cierto es que en más de 30 años que mi familia ha vivido en esa casa, acabamos de descubrir un cuarto secreto del cual aún no conocemos la entrada… -
En medio de la hipocondria, escuchar cualquier noticia sobre enfermedad es una pesadilla.
Parece cosa de locos pero el cerebro maquina, y piensa, que todo lo que sientes se parece a esa sensación de enfermedad, y te imaginas los peores escenarios, la enfermedad más grave, el diagnóstico más irremediable, el sufrimiento más terrible, etc.
Entonces muchas veces las personas que tenemos ese problema con la hipocondria (que les juro que he trabajado mucho, para no tener esos pensamientos irracionales producto de la ansiedad), que ahora por no estigmatizar se le conoce como ansiedad de la salud y que puede estar contenida en la ansiedad generalizada, la persona busca apoyarse en un médico para decir que todo está bien, la cosa es tratar de neutralizar el miedo con un refuerzo positivo del doctor.
Pero puede pasar muchas cosas con esto, la primera que ese refuerzo positivo dure solo mientras estás sentada con el médico, lo que significa que le estás entregando tu tranquilidad a un externo, cuando estás perfectamente bien; también puede ocurrir que te manden a hacer exámenes que te pongan a maquinar más cosas pero que son solo de rutina, pero tú cabeza creo ya una película completa, puede ser que te sientas ignorada, o puede ser que el médico exacerbe tu terror.
Eso me pasó yendo a una tierna cita de planificación, parecía una cita en la que no hay mucho que hacer y decir, apartando que no era mi primera cita, era una de control, y en eso la doctora me pregunta que si hay antecedentes de cáncer en mi familia.
Como en cada cita le contesté que mi tío materno sufrió cáncer de piel y en ese momento la doctora entró en pánico y me dijo: «¡Entonces hay que hacerte exámenes ya mismo! ¡De todo!» Yo, apenas tratando de apaciguar mis ataques de ansiedad le dije que porqué, que qué pasaba, no era la primera vez que yo le decía a mi doctor que mi tío tuvo cáncer.
Ya me veía súper mal en una clínica, ya estaba pensando en mis últimos días, ya le estaba pidiendo a Dios salud cuando ella interrumpió mis pensamientos diciéndome: «es que tú mamá tuvo cáncer en los ovarios y en el útero, eso es muy grave, hay que ponerte en seguimiento» en eso, mi corazón dejo de latir tan rápido como lo estaba haciendo, y me volvió el alma al cuerpo «¿Cuál cáncer?» Le dije «mi mamá nunca ha sufrido de cáncer, ni Dios lo quiera».
Ella me aseguró que en la historia clínica decía que en mi última cita habían puesto esa información (que era completamente errónea) yo le dije que no, que yo nunca le dije eso a nadie, pero también pensé que en esas citas te prestan la mitad de la atención, tanto así que el día que me asignó esa cita, ella me iba a reagendar porque yo no tenía espacio ese día, pero terminé teniendo que ir porque nunca me resignó nada.
Pero después de ese día me di cuenta que le estaba entregando mi tranquilidad a los externos, que por un momento me ví muerta, y que la muerte me da mucho miedo, aún sabiendo que de ella no se escapa nadie, por ahí he oído que el miedo a la muerte es exceso de futuro en la cabeza, ahora que esos miedos han vuelto un poco pienso lo difícil que es pensar solo en el día presente, pero también lo necesario que es, y como unas palabras pueden cambiar tu día, o el poder que tú les das. -
Este diciembre cumplo 15 años subiendo videos a YouTube, y en este mes de noviembre cumplí 12 de abrir mi canal individual.
Recuerdo que cuando abrimos isanloreshow (por favor no lo busquen, se los ruego) éramos dos adolescentes loquitas, Adri era super tímida y yo también pero en grados diferentes, ella era víctima del bullying y no se defendía para nada, yo en cambio era sociable solo cuando un extrovertido me adoptaba, como perfectamente lo describen ahora en los memes de internet.
Pero en este caso, yo, sin ser sociable, la adopté, porque era la mejor persona en el salón en el que estábamos, era super agradable y súper querida y por alguna razón que no me explico, me puse la tarea de hacer que ella, viera la increíble persona que es y no se dejara fregar la vida de nadie.
Demi Lovato era (o es) mi artista favorita, y comenzó a subir videos con su mejor amiga para ese momento, Selena Gomez, y subían vlogs en youtube de cualquier bobada que se les ocurriera, así que yo le propuse a mi mejor amiga que hiciéramos lo mismo, grabábamos nuestros momentos más tontos, y fue algo maravilloso para ambas, para ella que no alzaba la voz para nada y se apoderó poco a poco de poder ser ella misma, y para mí porque me permitía hacer cosas que normalmente no hubiera dejado que nadie me hubiera visto hacer. Eran las locuras de dos chicas de 15, pero ese canal transformó nuestras vidas, incluso teniamos página de facebook.
Y me parece genial haber recordado hoy ese camino, y también recordar que cuando recibía las criticas mordaces que hacen quienes se esconden tras una pantalla, me desaparecía por meses de Youtube, decidía que cantar no era lo mío, que no me salía ni medianamente, videos que me había costado tanto subir, porque mi autocritica es peor que la de cualquier jurado de concurso, aunque disfrutara tanto hacerlos, y al final, lo que me motivaba a volver era el amor inmenso que me produce cantar, y saber que lo hacía con pasión.
Después de entrar a terapia, sin importar la opinión de otros, decidí que dijeran lo que dijeran iba a subir un vídeo semanal y así lo he hecho por casi tres años, aún con los peros de mi parte, los que me conocen profundamente saben que no estoy conforme con muchos de los covers, y que, irónicamente, esos que no me gustan e igual he subido, muchas veces, son los que más gustan o los más vistos, también que cuando me siento acomplejada por x o y razón con un video que subí convencida de estar muy bien, me parece ahora que está muy mal, incluso me suena mal.
Y decía que es bueno que hoy recuerde el aniversario de mi canal, porque a veces me cuesta mucho no ser perfeccionista, autocritica y psicorigida, a veces las opiniones externas me las tomo muy a pecho y es que incluso me ha pasado en la cuenteria, que desde que la estudio no cuento como la primera vez, y todos pensarán que eso es bueno, pero a lo que me refiero exactamente es que la primera vez me pare ahí, muy nerviosa, eso sí, pero inconsciente de lo que significa todo aquello, estaba segura de lo que estaba haciendo, ahora que tengo tanta información me siento más dudosa que nunca de lo que hago y de como lo hago y se que suena muy loco, pero así soy, sin embargo, recordar que muchas veces atrás, a lo largo diferentes años intenté dejar el canal y no volver a cantar y aquí sigo a pesar de mi crítica y la del mundo, me hace saber que soy capaz de todo, aunque a veces yo misma no me lo crea. -
Toda mi vida he sido amante de los centros comerciales, no me importaba si solo iba a «empañar vitrina» como le llamábamos en la casa a ver las vitrinas y con las ganas de tener ese objeto preciado lanzar un suspiro que empañaba el vidrio.
Pero no siempre iba a observar, a veces compraba mis revistas faranduleras favoritas y compraba maquillaje, una de las cosas que más amo en la vida.
Aquel día estaba en lago mall, un centro comercial que queda a las orillas del lago de Maracaibo y entré a una linda tienda que había allí de bisutería y maquillaje, era bastante nueva y las vitrinas siempre relucian, Y ese lugar era el paraíso, casi, casi equivalente a Koala, y para los que han vivido en Venezuela y saben de esto, sabrán que Koala era la tienda más increíble de bisutería y maquillaje, con afiches de artistas, labiales de sabores, cosas rosadas y con brillitos, era el paraíso del maquillaje, y esta tienda a la que yo entré, era básicamente, lo más cercano al paraíso.
Y allí estaba yo, viendo mostacilla, canutillo y lentejuela, y toda clase de brillos labiales, sombras de colores, polvos, bases, rubores, y en medio de ese paraíso estaba extasiada, por eso no recuerdo muy bien si compré o no, se que llevaba una revista en la mano, y estoy casi segura que había comprado maquillaje, pero lo que pasó después fue tan gracioso (o quizás impactante, ya lo juzgarán ustedes) que no recuerdo con exactitud si compré, lo que si recuerdo es que me despedí muy amablemente de la asesora, y me dispuse a salir y la tienda tenía una particularidad, y es que su vitrina era transparente, no solo eso, sino que además no tenían exhibidores, absolutamente toda la vitrina era transparente y la puerta, que era de vidrio y permanecía abierta también lo era.
Así que ahí iba yo, habiéndome despedido ya de la asesora, me dirigí hacia la puerta y en mi defensa, todo se veía igual, o quizás el problema es que yo uso lentes y en ese momento no los estaba usando el hecho es que era la salida, cuando di un paso más y se escuchó el ¡PUM! tremendo golpe brutal en la frente, cuando di media vuelta la chica que me había atendido estaba asombrada y la otra asesora estaba disimulando la risa de semejante golpe, y como yo a veces intento tomarme la vida en broma les dije: «brillan bien los vidrios no», todas sonreímos, pero en honor a la verdad si era impresionante como el vidrio estaba tan limpio que no se veía que era un vidrio.
Recordé esta historia después de ver a alguien que le pasó lo mismo y perdió una pierna porque traspasó el vidrio, hoy agradezco que el vidrio fuera tan grueso y no, contrario a lo que puedan creer el golpe no me dejó loca, ya yo era así, eso sí, la siguiente vez que visité la tienda comprobé muy bien dónde estaba la puerta. -
Cuando tenía 8 años mi madre comenzó a sufrir de hipertensión, el médico le mando muchas cosas, entre ellas caminar todos los días al menos una hora, así que en vacaciones y en mis días libres yo quería acompañarla a recorrer los alrededores.
A mí me encantaba porque subía una loma hasta la que se veía una vista fabulosa de la ciudad, y le dábamos la vuelta a los tanques de almacenamiento de agua, diría que fuimos las primeras en ver qué magníficas vistas tenían mucho antes de que las UVAs existiera, pero además, recorrer con ella, me permitió conocer todo el barrio prado, su inmensidad y sus casas majestuosas, creo que aunque aún no conocía todas las historias, me conocía todas y cada una de las casas del barrio, así como la mitad de Boston, mejor dicho, la mitad de la comuna 8 de Medellín.
Y recuerdo muy especialmente que esas caminatas me enseñaron lo que era Medellín, recuerdo que de muchas de esas antiguas casas salían tangos, como si fueran tocados en un tocadiscos, y su música se escapaba por las ventanas, y por momentos, y si no conocieras la tradición tanguera de esta ciudad, parecía que hubieras viajado a Buenos Aires.
Pero la mejor parte de esos recorridos era la sazón de los vecinos, si, es que cada vez que caminábamos, y creo que sin falta, alguien estaba cocinando, siempre olía delicioso; nosotros tratabamos siempre de descrifrar el plato completo, era un juego medio masoquista, pero muy divertido, en las tardes por ejemplo, olía a chocolate caliente, a arepa y a huevos revueltos, y nosotras nos imaginábamos la mantequilla rodando por la arepa, el quesito estripado, las galleticas de soda de mantequilla (ese dato sacado de las meriendas paisas que hacia mi tía cada vez que la visitabamos), al mediodía a veces olía a frijoles con todas las de la ley, o al menos con los ahogaos mejor hechos de todo el país, y entonces nosotras en nuestra mente le sumabamos la arepita, el infaltable aguacaticl y un juguito de lulo, bien cítrico para absorber las vitaminas de los granos (o al menos eso dicen), y en las mañanas también nos invadía el olor a pancito tostado, que no se podía percibir pero que obviamente tenía que ir con mantequilla y los infaltables huevos revueltos.
Cada paseo de esos me dejaba con un hambre voraz, creo que más producto de lo que mi animada imaginación creaba, que de los propios olores que percibía.
A mí madre la acompañé por unos cuantos meses hasta que lo tuve prohibido porque mi metabolismo era demasiado rápido (aún lo es, lo se, bendecida y afortunada) y comencé a adelgazar mucho producto de la hora de caminar, pero creo que nunca olvidaré todo lo que conocí de Medellín en esa corta y divertida hora de cardio -
Ayer mientras buscaba unas fotos de octubre para las historias de Instagram me encontré con todas las cosas que ocurrieron en solo 31 días.
En primer lugar comencé el mes en Neiva en el festival «Viva la palabra viva» y conocí gente maravillosa, pero además conocí un pedacito muy lindo (y muy caluroso) de Colombia, y eso me hace tremendamente feliz porque conocer Colombia es una deuda que tengo con el país que me vió nacer y fue una experiencia magnífica que me hizo crecer como cuentera, como persona, como mujer independiente.
Luego regresé a Medellín y con toda la confianza que me dió el festival presenté mi evaluación de cuenteria, porque aunque ya cuente en escenarios, respeto mucho este arte que me devolvió por completo mi vida, y con el respeto que siento sigo preparándome, no para ser la mejor, sino para dar lo mejor de mi cada vez que cuento y esa misma noche compartí un cuento que conocí de la voz de una buena amiga mia para abrir la función de alguien a quien considero un gran cuentero, Paul Ríos, y cada vez que me subo al escenario me doy cuenta más y más que quiero dedicarme definitva y profesionalmente a la cuenteria.
Y finalizando el mes, velamos a Isaías en lo que sería mi primera contada en colectivo a modo de obra de teatro y me parece que últimamente mi vida es tan misteriosa, como si alguien más allá la hubiese planeado, como si todo lo que me ha pasado está conectado sin que nadie ni nada lo hubiese planeado.
Todo esto lo escribo sentada en una feria del libro, después de haber escuchado a Gilmer Mesa hablar sobre sus libros y su proceso de escritura y nada pasa por casualidad, sus libros llegaron a mi en mi peor momento y comenzaron un cambio en mi que no ha parado desde que mi padre murió hasta el día de hoy, incluso mucho antes, incluso ahora que estoy en otro punto y «Aranjuez» reviva en mi lo que es perder a un padre, verlo consumirse poco a poco, sensación que ya sentí, cuando mi vecino, Reinaldo Spitaletta, escribió una crónica sobre «el silencioso hombre que parecía querer morirse» pero que en realidad quería vivir y vivir mucho.
Se que cada octubre soy una persona diferente, hace uno, Dondi, un señor maravilloso que ya no está, me decía que debía pensar en ser cuentera, hace dos el cocido me puso nerviosa, hace tres empecé a sentir que el duelo estaba cicatrizando, hace cinco pensé que mi vida estaba destruida para siempre y si miro atrás y veo como en un año y medio mi vida se ha convertido no puedo más que sentirme asombrada y feliz de ver qué todas las vueltas que ha dado mi vida me han traído hasta aquí, pero no sola, me ha traído gracias a personas maravillosas a las que nunca voy a tener suficientes palabras para agradecerles.
Y despido está publicación imaginando que viene para mí ahora, la verdad, espero con ansias, y decidi usar con unas palabras que escribí 2 años después de que mi padre murió. «Convertí el dolor en una oportunidad de mejorar, de crecer, de transformarme y más importante, de darle una segunda oportunidad a la vida. Esa vida de la que aprendes su valor infinito con al muerte». -
El domingo se produjeron las elecciones primarias de Venezuela dando como ganadora a María Corina Machado, con la mayor cantidad de votos que hayan habido en la historia de unas primarias en Venezuela.
Yo recuerdo mis primeras primarias, no quiero hablar de quién era el candidato en el que creíamos, pero si recuerdo que María Corina era candidata, también recuerdo que ese mismo año después de horas y horas de que Chávez hablara en cadena nacional de radio y televisión de sus cifras, ella se levantó y con los pantalones muy bien puestos le dijo que expropiar era robar, recuerdo que él le preguntó si lo llamaba ladron y ella dijo que si.
También recuerdo que en un asalto a la asamblea María Corina fue agredida, pero creo que es la única que ha sido lo suficiente valiente para quedarse en el país y seguir enfrentándose al régimen.
La verdad sea dicha, en Venezuela perdí mucho la fe en la política, en los políticos y ví cómo los enemigos de la democracia se aprovechan de ella y luego se atornillan al poder como si fuera un objeto mágico, aún con eso, seguí creyendo en María Corina y es la única persona a la que le sigo teniendo fé aunque no crea ya que sea posible sacar una dictadura por medio de elecciones, y por la cantidad de votos que sacó y el susto que causó en el régimen en definitiva no soy la única que le tiene fe, y otros le tienen miedo, porque hasta ahora ha demostrado ser fiel a sus convicciones, ser una mujer de pantalones bien puestos, y la última esperanza que tenemos.
El actual lema de la vinotinto es «mano tengo fé» y la fe movió tantas montañas que los tiene en el quinto lugar de la lista de clasificación, algo que yo pensaría que era difícil de creer que podrían lograr, y claro que tiene que ver mucho con su propio trabajo, pero la fe, aunque muchos dicen que era el último mal que guardaba la caja de Pandora, es lo que nos mantiene en pie cuando creemos todo perdido, lo que nos da fuerza para seguir luchando y lo que nos hace pensar que jn día, las familias podrán reunificarse y enterrar sus restos cerca del mar… En Venezuela. -
Aprovechando que estamos en octubre les voy a contar la historia de la casa del terror.
Y creo que es importante decir que odio el terror, la verdad sea dicha, soy la persona más cobarde que puedas conocer, por esa misma razón si he visto 10 películas de terror en mi vida han Sido muchas y ninguna bajo mi propia voluntad.
Así fue como un 31 de octubre fui con mis primos al cine a ver una película de terror, para mí suerte la película más mala y menos asustadora de la historia de las películas de terror, tan mala, que la gente le lanzaba palomitas a la pantalla.
Cuando salimos, en el centro comercial habían adecuado el salón de eventos para convertirlo en una casa del terror, cobraban la entrada y mis primos, que les fascinan esas cosas terroríficas, querían entrar, la verdad yo no quería pero no había forma que me soltara de ese grupo, yo les dije que no iba a gastar mi dinero así y ellos la pagaron.
Entonces entramos, nos ponían en una sala previa en la que ponían unos vídeos bastante inquietantes, y luego nos hicieron pasar por un pasillo bastante oscuro, unos segundos después sentimos la primera mano y comenzaron los frutos desaforados, nos apeñuzcamos todos, en cada pasillo salía alguna máscara, alguna sierra y yo sentía manos por todos lados, no se sabía si de las momias, si de mis primas, o de quién, así pasamos hasta por un puente colgante hasta que llegamos a la salida despelucados, sin voz, desarreglados y llenos de rasguños.
Si, llenos de rasguños, de nuevo, no se si fueron mis primas apretándome, las momias metiendo mano para «asustar» o en la casa habia en verdad algún espíritu, el hecho es que salí vuelta nada de allí, y la verdad no entendía como la gente podía pagar dinero por ser asustada, quedarse sin voz y salir toda aruñada, pero con seguridad fue mi última ve en una casa del terror, por lo menos, en una falsa…