Siento que debo empezar el blog pidiendo disculpas por un mes perdida, primero solemnemente que he estado escribiendo, pero no revisando los textos para subirlos.
Dicho eso me he montado en la máquina de los recuerdos para traer material para el blog, sobre todo hoy en el día de la madre y recordé cuando mi mamá me inscribió en bellas artes.
Mi hermano es mayor que yo y ya el cuando yo tenía y tocaba la guitarra a mi me encantaba verlo y oírlo y lo acompañaba a ensayar, yo ya había aprendido a tocar la flauta dulce y entonces el me enseñaba las notas de las canciones que iba a tocar o tocabamos canciones que ha yo me había aprendido, asi que mi madre viendo eso, me inscribió a bellas artes a mi también para estudiar música.
Y se que para ella era un gran esfuerzo, en primer lugar ya habiendo madrugado todos los días para llevarme al colegio, tenía que madrugar también un sábado para llevarme a la clase, arreglarme, darme de comer, irme a buscar, pero lo hacía porque ella sabía, mucho mejor que yo, que amaba muchísimo la música.
Pero no fue la única cosa de mi gusto que acolitó, también el maquillaje, bueno, tambien puede ser porque me le gasté un labial rojo en una pintorreteada, le rompí una base y mi siguiente víctima era el rubor, pero me compró mi propio maquillaje y comenzó a explicarme como debia usarlo, permitió incluso que comprara un labial azul neón del que ya les he hablado con el que parecía una chica psicodelica.
Un año después de irnos a vivir a Venezuela éramos ella y yo contra el mundo, así que a los 13 años me dió llaves de la casa, me explicó las rutas de transporte, me enseñó a mercar para cuando lo necesitara porque ella debía trabajar casi todo el día, en esos años es cuando más equipo hemos sido para velar por ambas, y a los 18 la suficiente confianza de saber que era una niña de bien para decirme que fuera a las fiestas de mis compañeros de universidad, el asunto es que nunca he sido rumbera de corazón, pero ella confió en mi y me permitió tomar mis propias elecciones, sabiendo además los valores que había puesto en mi.
Hoy creo que es un buen día para agradecerle a mi mamá, que ha sido siempre una amiga, una confidente, una consejera, una regañona, si, pero muy de vez en cuando y que me ha permitido ser lo que yo quiera, y que ha apoyado mis locuras y me ha dejado cometer mis propios errores y ha estado para mí siempre, me ha enseñado lo que es la entrega y el agradecimiento y en dar siempre lo mejor de uno, y no me ha hecho sentir jamás que estoy encadenada a una jaula, y mas bien esa libertad dejo que to fuera mi propia persona, hoy, en un dia tan especial, quiero agradecerte madre porque eres la mejor, y así suene cliché, no existe otra como tú. Te quiero un mundo.
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A veces me impresiona como nada más cruzar una frontera hay todo un lenguaje nuevo a pesar de que se hable el mismo idioma.
Y divago en esto justo hoy, día del idioma porque recordé el día que escribí el primer texto de la maracucha, como un ejercicio libre de mi taller literario, quería probar como ese lenguaje coloquial, que en Medellín sería llamado «parlache», pero venezolano.
Así fue como esa tarde me senté y pensé como venezolana por muchas horas para intentar escribir algo con un lenguaje muy «maracucho» y me salió un texto que a traves de ese lenguaje hablaba de las semejanzas entre paisas y maracuchos.
Cuando lo presenté en el taller les gustó mucho, algunas criticaron lo rápido que lo leía, pero realmente era propio de la forma en que el maracucho habla, cosa que defendió mi tallerista, y cuando el año terminó me sugirió que usara ese texto para la clausura del taller.
Pero yo tenía miedo, tenía un par de palabras subidas de tono, que son propias del lenguaje maracucho, desde el más humilde hasta el más rimbombante, que no son usadas en el contexto vulgar, pero que para quien no conoce la forma de hablar del maracucho sea un lenguaje muy fuerte.
Así que cuando el lo propuso yo ya tenía un par de meses contando, aún no estaba estudiando, pero pensaba que si me animaba lo haría de esa forma, aunque al mismo tiempo tenía mucho miedo, no solo por las palabras fuertes, sino por la xenofobia, en algún momento alguien puso en mi cabeza un pensamiento que no era difícil de evitar: el rechazo a lo desconocido.
Entonces me senté a conversar con mi tallerista y precisamente les traigo esta historia hoy, porque el me dijo algo que yo no olvido.
Me recordó una novela corta poco conocida de Cervantes: Rinconete y cortadillo, y poco a poco fui llegando a la conclusión de que si el gran padre de la literatura española había escrito una novela en lenguaje colonial que había llegado a la memoria de mi tallerista después de haber escuchado mi texto, entonces tenía que confiar aunque fuera un poquito en mi.
El lenguaje es una forma de mantener vivas las tradiciones, cada vez que digo parchita y me refiero a maracuyá, cuando digo Cuchi y no me refiero a la «cucha» que es una mujer mayor en Colombia, me refiero a algo tierno, recuerdo que mi tallerista me dijo que, como le hubiesen dicho a spiderman «un gran poder conlleva una gran responsabilidad» la responsabilidad de transmitir ese lenguaje, sin pena, ni miedo, es pulir la forma de hacerlo, es estudiar todo lo que pueda y saber todo lo que deba, y es seguir escribiendo y hacerlo mejor cada vez, porque así como la gente dice que el dia de la madre es todos los días, el día del idioma se celebra cada vez que nuestro glosario se expande y aprendemos una palabra más, como por ejemplo descubrir que una cotica es una camiseta cortica en Venezuela. -
Los que me han leído por mucho tiempo saben todas las cosas que me han pasado con lo acento. Y no esté año no hace dos o tres, cosas que me han pasado toda la vida.
Hace unos días veía un vídeo en donde se criticaba mucho a Sofía Vergara por tener tantos años en los estados unidos y no pronunciar perfectamente el inglés, y yo podría unirme a esa crítica, sobre todo si analizo lo estricto que fue mi padre a al hora de enseñarme a hablarlo, hacia mucho énfasis en la pronunciación, pero sería yo la menos indicada para hablar del tema de acentos y pronunciaciones siendo una paisa sin acento de paisa, una colombiana sin acento de colombiana y habiendo sido criticada por mi ex-jefa y por mucha gente que no lo entiende.
Lo primero sería explicarles que uno no lo hace a propósito, así como nunca busque conscientemente hablar como venezolana, así como tampoco me imaginé jamás que después de 11 años iba a seguir hablando con acento venezolano, y aunque les he contado que científicamente al cerebro se le quedan los acentos que le agradan, creo que también hay una posición politica en mantener un acento.
Al final ese acento también es parte de mi identidad, de lo que soy, soy colombo-venezolana, ambas cosas por nacimiento, pero si a causa de la xenofobia, por ejemplo yo ocultara mi origen, lo que soy, estaría siendo desleal conmigo, con lo que soy, con mis orígenes, con mis raíces, mantener parte de mis costumbres, con acento incluído, es hacer una declaración pública que grita que esto es lo que soy, sin negar mi eterno amor por el jugo de lulo y la bandeja paisa, porque eso también es parte de lo que soy.
La gente a veces no tiene la menor idea de lo complicado que es ser migrante, que el día que agarras una maleta y te vas a otro lugar, nunca más vas a estar completo, pero eso que te va a faltar en todos lados lo mantiene vivo ese pedacito de ti que sigue siendo de ese lugar del que vienes, ya sea un acento, un conjunto de palabras raras o tu comida típica favorita, es llevar un pedacito de tu casa a donde vas, es como un hilo invisible que te mantiene unido a ese lugar al que perteneciste y con el que te unes a otro enseñándole ese pedacito de tu lugar que no cabe en la maleta sino en el corazón. -
Mañana es el lanzamiento oficial del festival internacional de cuentería «entre cuentos y flores» y a mi se me revuelca todo por dentro cuando pienso en la yo que se paró en ese escenario en aquel momento.
Parece mentira que está cerca de cumplirse un año, y yo lo recuerdo todo todito, me acuerdo que pasé una semana revolcando el closet para elegir el vestido que combinara con la personalidad del cuento, y también pensé como es que siempre termino expuesta en un escenario por idea de alguien que confía en mi, al parecer muchas veces la gente confía más en mi de lo que yo misma lo hago.
Ese día llegué vestida como una civil común al teatro de Comfama, llevaba todo mi vestuario en el morral, y al entrar en el camerino sentí unos nervios impresionantes, la ansiedad generalizada estaba en un punto manejable pero lo suficientemente fastidiosa como para tener una crisis. Por eso lo primero que decidí hacer aquel día fue hacer un reconocimiento del escenario, sentarme en la mitad mientras los técnicos organizaban las luces, hacer una meditación y unas respiraciones y mirar todo ese montón de sillas e imaginarme que el recinto estaba lleno, como sería pararme allí con todo el público mirando en mi dirección.
Ya en camerino comencé a transformarme, primero ataviarme en el vestido, para, acto seguido elegir el maquillaje más indicado, además porque maquillarme es una actividad que me relaja por lo mucho que me gusta, pero también me empodera, y cuando ya me ví en el espejo arreglada entonces decidí ponerme mis amuletos, un rosario que fue regalo de mi mamá, con una medalla de María Auxiliadora, la primera patrona de mi vida, y una pulsera (o manilla como la llamarían aquí) con el nombre de mi padre, que han sido amuleto desde que los recibí, cuando volví a montarme en un escenario, en primer momento, para cantar y que se han convertido en mis amuletos para contar también.
Y de ahí en adelante la respiración para controlar los nervios excesivos, sin embargo, hay algo muy extraño que me ocurre cada vez que me subo a un escenario y es que me aterró enormemente cuando estoy a punto de entrar, pero cuando ya estoy parada allí y las luces me están dando y soy consciente de que tengo un público en frente ocurre una posesión y es que la niñita temerosa de dos segundos atrás antes de entrar va desapareciendo y deja que una yo muy diferente a la usual salga a la luz, una yo que se parece a la de los ensayos, pero que no es igual, que no es la misma.
El día que me monte en ese escenario llevaba al menos 8 meses, contando con los abuelos, y en mis religiosos jueves para contar, pero no sabía muy bien lo que estaba haciendo, por supuesto ensayaba y contaba con el regalo divino de tener una excelente memoria y una buena comprensión lectora, pero en el fondo no tenía ni la menor idea de lo que estaba haciendo y sin embargo sabía que eso que estaba haciendo me estaba transformando, me estaba sanando, pero más importante que todo, me estaba haciendo feliz.
En dos meses voy a cumplir dos años contando, y he aprendido tanto, pero sobre todo me he dado un lujo enorme y es hacer lo que me gusta, lo que me apasiona, lo que acelera mi corazón y le da sentido a mi vida, y entonces viajo mucho tiempo atrás y recuerdo que cuando regresé a Colombia mis pasiones artisticas estaban dormidas, no del todo, pero si mucho para lo que normalmente soy, mi hermano me sugirió qie fuera a clases de danza árabe con una de sus amigas muy cercanas, a la que yo recordaba mucho de sus ensayos musicales porque tocaba la flauta traversa y ese me parecía un instrumento fascinante, decía que eso me iba a ayudar a socializar, a soltarme, a hacer algonque seguro me iba a gustar, yo le dije que no, que estaba bien sola, la verdad queria que la gente me dejara en mi caparazón amargado sola, pero después de que la vida me enseñara por las malas, cuando llegué a la cuentería, mágicamente comencé a sentir que todo eso que mi hermano decía era verdad, y era verdad sobre todo porque mis pasiones en la vida están en el arte.
Y hoy recuerdo ese día porque aunque ya había contado varias veces, ese día fue la primera vez que me paré ante una cantidad de público asi de grande a contar y no me intimidé, al contrario sentí mi corazón saltar de emoción, una emoción que le agradezco a Vivapalabra y a toda la linda gente que la compone, fue mi lanzamiento como cuentera estoy increíblemente agradecida con esas personas que trabajan tan duro para que un arte que transforma vidas sea visible, y por eso, los invito a asistir el día de mañana al lanzamiento, porque si hay algo mágico en la cuenteria es que se transforma tanto el que cuenta, como el que ve contar. -
Los que me han leído por mucho tiempo saben todas las cosas que me han pasado con lo acento. Y no esté año no hace dos o tres, cosas que me han pasado toda la vida.
Hace unos días veía un vídeo en donde se criticaba mucho a Sofía Vergara por tener tantos años en los estados unidos y no pronunciar perfectamente el inglés, y yo podría unirme a esa crítica, sobre todo si analizo lo estricto que fue mi padre a al hora de enseñarme a hablarlo, hacia mucho énfasis en la pronunciación, pero sería yo la menos indicada para hablar del tema de acentos y pronunciaciones siendo una paisa sin acento de paisa, una colombiana sin acento de colombiana y habiendo sido criticada por mi ex-jefa y por mucha gente que no lo entiende.
Lo primero sería explicarles que uno no lo hace a propósito, así como nunca busque conscientemente hablar como venezolana, así como tampoco me imaginé jamás que después de 11 años iba a seguir hablando con acento venezolano, y aunque les he contado que científicamente al cerebro se le quedan los acentos que le agradan, creo que también hay una posición politica en mantener un acento.
Al final ese acento también es parte de mi identidad, de lo que soy, soy colombo-venezolana, ambas cosas por nacimiento, pero si a causa de la xenofobia, por ejemplo yo ocultara mi origen, lo que soy, estaría siendo desleal conmigo, con lo que soy, con mis orígenes, con mis raíces, mantener parte de mis costumbres, con acento incluído, es hacer una declaración pública que grita que esto es lo que soy, sin negar mi eterno amor por el jugo de lulo y la bandeja paisa, porque eso también es parte de lo que soy.
La gente a veces no tiene la menor idea de lo complicado que es ser migrante, que el día que agarras una maleta y te vas a otro lugar, nunca más vas a estar completo, pero eso que te va a faltar en todos lados lo mantiene vivo ese pedacito de ti que sigue siendo de ese lugar del que vienes, ya sea un acento, un conjunto de palabras raras o tu comida típica favorita, es llevar un pedacito de tu casa a donde vas, es como un hilo invisible que te mantiene unido a ese lugar al que perteneciste. -
¡Ah! ¡Un día de eclipse!
Mi papá me enseñó a amar el cielo, y más allá de que le discutiera si las estrellas titilaban o no, recuerdo que mirábamos el cielo juntos cuando era pequeña, me enseñó de astrología y astronomía aunque toda mi infancia le discutiera que los planetas, que no titilan, eran estrellas.
Aunque al año pueden haber al menos 2 eclipses al año, de diferentes tipos, los eclipses para la astrología son fenómenos astrológicos que producen cambios de rumbo en la vida, y es temporada de inicios, por eso recuerdo mucho los eclipses entre 2011 y 2012 porque de forma absolutamente providencial regresé a Colombia en diciembre de 2012 y ese año fue completamente diferente, vivi tantas transformaciones que en menos de 6 meses parecía la vida de otra persona.
En 2019 hubo otro eclipse total de luna, y ese año fue particularmente de cambios, conseguir un trabajo creer que la vida estaba estable, tener más cambios de nuevo, y vivir la muerte de mi papá.
El siguiente eclipse total que me marcó ocurrió en 2021 un mes después del contagio de COVID y un camino a la locura seguro, y la vida poco a poco y de formas misteriosas fue transformándose y llevándome por otro rumbo.
Con esto no quiero decir que los eclipses, especialmente como el de hoy: total, me asusten, al contrario, los quw me conocen mucho saben que si bien creo en la astrologia y de la influencia del cielo sobre nosotros, creo que existen unas energias que estan puestas, y que uno solo aprovecha esas energias conscientemente y mejor que cuando sabía que los eclipses causaban cambios en mi vida pero dejaba que la vida anduviese a la deriva.
Y es que creo que ese era parte del problema, si bien muchas cosas estaban, como mucho en la vida, fuera de mi control, y eran para aprender la eterna lección en la que aún trabajo, que es que no todo se puede controlar. Muchas veces andamos por la vida inconscientemente sin darnos cuenta de lo que pasa en ella, y creo que desde que regresé a Colombia, en parte, era así como andaba.
Hoy que le he dado un nuevo rumbo a mi vida, justo en época de eclipse han llegado a mi ideas, proyectos, oportunidades y cosas nuevas que siendo consciente de la energía voy a elegir y a tomar, para utilizar esa energía de la que aprendí tanto con mi papá mirando estrellas por las noches, energía que después de superar el retorno de Saturno se ha puesto linda, y solo quienes saben de astrología saben que quien sobrevive al retorno de Saturno, siempre, pero siempre, se vuelve mas fuerte. -
Cuando tuve mi crisis de ansiedad después del COVID, si bien me aferré a muchas herramientas que había desarrollado en terapia, en el momento más oscuro la espiritualidad me sostuvo mucho.
Esto está lejos del fanatismo religioso, de hecho no estaba convenciendo a nadie, estaba refugiándome en la fe que desde pequeña me abrigó tanto y que me dió tanta paz.
Recuerdo que encontré una página que no recuerdo el nombre, era una mezcla entre guía psicológica y fé católica, ahí encontré palabras de Jesús que me ayudaron a reencontrarme con más fuerza con mi fe y que me ayudaron a regresar a la calma.
Descargué un devocionario católico y lo leí fervientemente, y fui descubriendo día a día algo que a pesar de conocer mucho la biblia no había caído en cuenta: una de las formas de curar la ansiedad es la fe.
Y se que hay gente que no cree, pero me refiero a la fe de saber que todo saldrá bien pase lo que pase, y hoy, viernes santo si me pongo bastante creyente para recordar lo que dice Jesús en Mateo 6:34 «Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su propio afán. Basta al día su propio mal», o Eclesiastés 3: 1-9 «Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora. Tiempo de nacer, y tiempo de morir; tiempo de plantar, y tiempo de arrancar lo plantado; tiempo de matar, y tiempo de curar; tiempo de destruir, y tiempo de edificar; tiempo de llorar, y tiempo de reír; tiempo de endechar, y tiempo de bailar; tiempo de esparcir piedras, y tiempo de juntar piedras; tiempo de abrazar, y tiempo de abstenerse de abrazar; tiempo de buscar, y tiempo de perder; tiempo de guardar, y tiempo de desechar; tiempo de romper, y tiempo de coser; tiempo de callar, y tiempo de hablar; tiempo de amar, y tiempo de aborrecer; tiempo de guerra, y tiempo de paz. ¿Qué provecho tiene el que trabaja, de aquello en que se afana?».
En esas palabras encontré la calma, y podríamos incluso pensar en Jesucristo, la última de las 7 palabras «Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu», hay 7 palabras en esa frase que hablan de soltar el control, de entregarlo, de tener fe.
Esta publicación no tiene la intención de convencer a nadie de tomar un camino de fe, más bien como todas las publicaciones de mi blog, les cuento lo que a mí me hizo tanto bien y me sacó de mi oscuridad, y creo que justo en estos tiempos que parece haber una época atea, es posible que declararse abiertamente creyente es un acto de rebeldía. Un acto de rebeldía que desde que tengo uso de razón me ha hecho sentir rescatada, amada, y en calma.
¿Y tú? Has dejado que el afán del mundo te haga olvidar de tener fe en que todo saldrá bien. -
Cuando el curso de guitarra comenzó era solo un hobbie para mí.
Los primeros días recordé mis días en bellas artes, ahhh, yo amaba tanto mis clases de música, es que yo creo que yo nací enamorada de la música desde que mi mamá me ponia los audífonos en su pancita, ybera obvio que el vallenato no me iba a gustar porque la pateaba fuerte, genio y figura…
Y cuando el curso se adentró en aprenderse los acordes y una canción con la que clausuraríamos en el museo de la memoria, entonces la cosa se tornó más sería, yo siempre recuerdo mucho que el profesor nos dijo «muchachas, tienen que ensayar diario, si ensayan al menos 4 horas diarias van a desarrollar destreza con los dedos.
Y yo, que soy psicorigida (antes más que ahora), me lo tomé muy a pecho, abría mi negocio a las 7 de la mañana y como era mi propia jefa me sentaba con la guitarra hasta que llegaba un cliente, a veces pasaba mucho más de 4 horas al dia ensayando (tenia mucho tiempo porque cerraba a las 5pm), aunque como siempre pasa, la mejor forma de llamar clientes a un negocio es hacer algo para que lleguen y tengas que dejarlo todo.
Pero era muy lindo, la gente a veces venía a sacar su copia y se quedaba un rato mirándome tocar antes de interrumpirme, a veces yo misma me interrumpía porque me ardían las llemas de los dedos, a veces la gente me pedía seguir escuchando, claro, eso no fue las primeras semanas en las que apenas estaba practicando los acordes básicos, pero cuando los dominé comencé, como me pasó en el pasado con la flauta a sacar canciones sola.
Y aunque es verdad que los hobbies son más para divertirse que para ser el mejor, pero cuando te inscribes a un curso ya la cosa va más allá de un simple hobbie, aunque yo en ese momento no lo ví así, pero entregarse a una guitarra de la manera que yo lo hice esos primeros meses me hace pensar que hay cosas que aunque puedan ser un hobbies, hechas con amor se les entrega todo, no por perfección, sino por amor.
Llámenme romántica pero muchos meses después cuando me paré en frente de ese teatro lleno de gente en la casa de memoria, a pesar de que estaba aterrada, pero toqué con mi corazón, y con todo el esfuerzo que le puse por muchos meses, no para ser la mejor, sino para dar lo mejor de mi y todo salió muy bonito, y cada vez que me entrego a algo, me entrego con todo, sabiendo que siempre lo hago con mucho amor y mucho cariño. -
El arte ha salvado mi vida una y mil veces.
En agosto de 2022 luego de unas semanas visitando Vivapalabra después de que un señor muy amable de sombrero me invitara de colada a «canas al cuento», me monté en el escenario connlos abuelos como testigos a contar por primera vez.
Entre mis planes no estaba contar cuentos, mucho menos montarme en el escenario, y aunque ya he contado esta historia antes, quizás algo que no les he dicho con detalle es que, aunque me veia muy bien por fuera, estaba muy mal por dentro.
Apenas estaba reestructurando mi olfato después de la anosmia del COVID y ahora todo me olía terrible, a pesar de que había pasado un poco más de un año después de mi contagio, pero la opresión de pecho y las secuelas me hacían pensar que iba a quedarme así para siempre.
Así que mi verdadera intención asistiendo a ese grupo, era simplemente estar rodeada de gente a ver si mi psicóloga tenía razón y el aislamiento estaba causando que estuviera más deprimida y ansiosa, quizás mi hermano y mi mejor amiga estaban en lo cierto cuando decían que la soledad me estaba volviendo loca, yo no lo creia así, me ha gustado mucho mi soledad ¿Por qué iba a estar peor por eso? Sin embargo, en ese grupo empecé a sentirme muy bien, por lo menos, como lo habia dicho mi psicóloga en aquel momento, ya no me concentraba en mis síntomas, sino en algo diferente, que además me hacia sentir feliz.
En octubre fui a mi primer jueves para contar, y empecé a darle vida en el escenario a la maracucha, una combinación de mis mejores amigas y lo más característico de los maracuchos, ella solo existía en papel cuando comencé a crearla en el taller literario al que asisto, solo fue por diversión y por la necesidad que siempre he tenido de contar la otra mitad de mi, mi lado venezolano, una necesidad además por acercarme al lugar del que estoy tan lejos pero el lugar donde me había sentido más comprendida y aceptada y fue justo en esos dos espacios, en los que sentí eso mismo que le di vida, y sentí que debía seguir haciéndolo luego de ver al señor de sombrero, esta vez vestido de montañero contando cuentos costumbristas, esa tarde vi la importancia de esas historias.
Ya para enero del año siguiente estaba estudiando cuentería y comencé a conocer más personas de las que había conocido en diez años de haber vuelto a Colombia y esto se hizo muy grande, estaba obsesionada (de hecho lo estoy) con los cuentos, comencé a tener sueños con como debía contar, donde me debia parar, que debia decir y a veces me despertaba en la mañana a escribir lo que mi cerebro en su «descanso» me habia dicho, para abril ya estaba en la inauguración del festival «entre cuentos y flores» en el teatro de comfama, antes de eso la mayor cantidad de público ante la que me habia parado cantando eran unas doscientas personas, pero nunca nada como eso.
Y así pasaron las cosas, para junio estaba en el escenario del festival «Medellín si cuenta» y para octubre estaba en mi primer festival fuera de Neiva, ya para ese momento no conocía a la yo de septiembre de 2022, es como si hubiera sufrido una transformación severa para bien, estaba muy feliz, estaba socializando, estaba contando todos los meses, estaba transformada en una nueva persona, antes de eso, la vida luego de la muerte de mi padre había mejorado pero no estaba bien, y más luego de la arrastrada que me había pegado el COVID, pero además, pude liberarme de ese eterno sentimiento desde que regresé a Colombia de sentirme desplazada, anulada, rechazada, sentir que no pertenecía, encontré un lugar que me hizo encontrarme, me hizo encontrar cual era el sentido de mi vida y me hizo enamorarme mas de las letras y de la palabra.
Este blog estaba destinado a salir ayer que fue el día de la narración oral, no puedo estar más agradecida de que este arte se haya atravesado en mi camino, de agradecida con mis psicólogo por el día que mucho antes de que todo esto ocurriera, dijo que cuando yo hablaba de mis cosas artísticas me brillaban los ojos, me hizo ver algo que no sabía que era tan prorundk en mi, el amor por el arte, gracias a Cristian que me presentó este maravilloso arte al que le debo poder volver a tomar las riendas de mi vida, a Jota, Luzma, Patri y toda la gente de Vivapalabra que me recibieron con sus cuentos y sus historias, pero tambien con mucho amor y convirtieron esa pequeña casa en mi segundo hogar.
Y gracias a los cuentos, que de pequeña me dieron mundos desconocidos por explorar y hoy en día una razón poderosa que me mueve, pulsión de vida la llamaba el psicólogo, eso es lo que es la cuentería. -
El blog fue creciendo, y yo también, escribía el doble que al principio e iba y lo compartía con el tallerista y mis compañeras ¡Y alegra tanto mi alma el escribir! Así que ante la sugerencia de el de escribir algo más allá de mi realidad, mundos ficticios, comencé a hacerlo y a crear personajes que muchas veces me poseian la mano para que contará las historias que veía en la mente.
Pero eso no era todo, en el grupo aprendí tantas cosas de las que nunca había escuchado: sobre los haikus que eran algo nuevo para mí y me parecieron hermosos, sobre la métrica de la poesía, sobre autores y obras de las que no había oído, pero que me incitaron a leer esos y muchos otros libros, hicimos ejercicios de escritura que resucitaron mi imaginación y escuché por primera vez de la cuentería, una cosa que era completamente nueva para mí (y que no sabia ni remotamente cuanto transformaría mi vida).
¡Comencé a escribir tanto! ¡Y mi escritura se fue transformando de una forma! Que el grupo se convirtió en mi lugar más feliz antes de convertirme en cuentera, pero además desarrolló en mí un hambre voraz por escribir, al punto de que cuando sentí que ya había contado todo lo posible sobre mi, escribí historias que me importaban, historias de migrantes, historias lindas e historias tristes, y luego creé historias, de mujeres penosas, de mujeres lujuriosas, de mujeres peligrosas, historias divertidas, historias de miedo, historias y más historias, y todo se hizo mayor cuando nuestro tallerista nos retó a escribir diariamente por un año y me impresionaba que todos los dias tuviera algo que escribir.
Y creo que parte de la magia de ese espacio es que éramos libres, libres para escribir, para plasmar en la hoja lo que nos diera la gana o nada en absoluto, los ejercicios no eran una camisa de fuerza, pero con el ojo de psicólogo que tiene Cristian, el sabía que sugería, porque lo sugería y como lo sugería, no tengo pruebas pero tampoco dudas, nos ayudó a empoderar nuestras lecturas, y a proyectar la voz y a crear, crear, crear, crear tanto que en ese espacio era como si el dolor desapareciera, o porque las letras se lo llevaban o porque creábamos una ficción donde no existía aquel dolor.
Hoy, después de 5 largos años, sabiendo que ya no será nuestro tallerista, creo que vale la pena agradecerle a la vida por conocer a personas que transformen tu vida de esta forma, y se que si Cristian lee esto, como es demasiado modesto, dirá que el no hizo nada, pero miro atrás a la muchacha que entró a aquel grupo, esa muchacha que hacía muchos años no escribia porque no sentía que podía conectar con la escritura como antes, y más allá de haberme enseñado muchas cosas la principal cosa que aprendí en el grupo fue volver a conectar con mi alma y mi corazón, que tenían tanto por decir, es haberme abierto el caparazón en el que me escondía del mundo y enseñarme que tenía la libertad de ser y de sentir, la misma que yo me negaba.
Un día me dijiste que debía volar lejos, no lo he olvidado, pero no sé que tan fácil sea, soy muy apegada y por eso los adioses me cuestan tanto, pero hoy, gracias a ti, puedo reconocer todo de lo que soy capaz y todo lo que amo la escritura. Siempre dijiste que no nos estabas enseñando, que estabas ahí como una excusa para que escribieramos, nunca he sido breve, ni poco sentimental, y por eso cierro con una cita que leí ayer y en la que por fin entendí que querías decir:
«Escribir es un oficio que se aprende, pero que nadie puede enseñar. El día que entienda usted lo que eso significa será cuando empiece a aprender a ser escritor’»
Carlos Ruiz Zafón
El laberinto de los espíritus
Pág. 906
Gracias por tanto.